Deudas de familia
La detención de un empresario cárnico acusado de matar a su cuñado causa sorpresa a sus vecinos
En Benavent de Segrià no saben cómo explicarse la grave acusación que recae sobre uno de sus vecinos más destacados, Josep Puiggrós, al que la policía considera autor de la muerte de su cuñado, Eduard Ardiaca, cuyo cadáver fue descubierto la pasada semana dentro de su coche en Barcelona. En el pueblo se tiene muy buena opinión de Puiggrós, pues fue aquí, en la pequeña carnicería de sus padres, donde se inició una aventura empresarial que hoy se traduce en una cadena de charcuterías con ocho establecimientos, cuatro en Lleida y el resto en Alcarràs, Mollerussa, Rosselló y Torrefarrera. “Es una persona que vive entregada a su trabajo y a su familia. Todo lo que tienen se lo han ganado con mucho esfuerzo”, afirma una vecina.
A la espera de que concluya la investigación policial, en diversas fuentes consultadas que conocen a Puiggrós, se especula con que el móvil del crimen sean deudas entre cuñados, derivadas de una asociación entre ambos, pues Ardiaca trabajó como administrador único para la empresa charcutera. En el pueblo también se afirma que Puiggrós tenía dificultades económicas. “Se había embarcado en una inversión en el obrador de Torreserona –donde se presume se cometió el crimen– y probablemente no había recuperado lo invertido”. En este sentido, una persona que suministraba carne al empresario charcutero revela que se habían producido retrasos en el pago pero que Puiggrós acababa abonando.
Las hipótesis que barajan los investigadores policiales es que Puiggrós debía una importante cantidad de dinero a Ardiaca. De este se sabe que, por su matrimonio con la hermana de su socio, había comprado una casa en Benavent pero que apenas vivió en ella y la habría puesto a la venta, aunque una entidad bancaria les reclamó la hipoteca. Ardiaca había probado con una empresa inmobiliaria pero actualmente, según diversas fuentes consultadas, se dedicaba a trabajar para una empresa de mantenimiento de tiradores de cerveza.
La investigación de los Mossos sigue centrada en estos momentos en reconstruir los pasos dados por Josep Puiggrós el lunes, 19 de junio, día en el que se cree fue asesinado a tiros Eduard Ardiaca en el obrador cárnico de Torreserona (Segrìa), que acabaría en el barrio de Hostafrancs, en Barcelona, donde se encontró el cadáver en el maletero de un vehículo que acababa de comprarse. Josep Puiggrós y Eduard Ardiaca se habrían encontrado en ese obrador, un escenario conocido por ambos. Los investigadores creen que los dos hombres habrían discutido al no ponerse de acuerdo con los términos de la deuda que Josep Puiggrós, que no pasaría por un buen momento económico, habría contraído con su cuñado. Una conversación –algunas fuentes afirman que el presunto homicida solía llevar una pistola– que habría acabado a tiros. En este escenario los Mossos habrían encontrado varios casquillos de bala. Según esta hipótesis Josep Puiggrós habría viajado con el coche de la víctima y el cadáver en el maletero hasta Barcelona y aparcado el mismo lunes en la calle Béjar.
Puiggrós habría admitido que ese día estuvo en Barcelona para realizar gestiones comerciales, pero no queda claro el medio de transporte utilizado en ese viaje. Si se confirma que el presunto homicida condujo el coche de su cuñado hasta Barcelona, habrá que determinar cómo regreso a Lleida y es posible que lo hiciera en AVE. Se están analizando los movimientos bancarios de las tarjetas del sospechoso, las imágenes de las cámaras de esa zona de la ciudad y también su localización, a partir de los datos de su teléfono móvil. Asimismo, es de suponer que los Mossos hicieron la prueba de la parafina (búsqueda de restos de pólvora en las manos) el día que Puiggrós fue arrestado. Su detención se practicó el miércoles, dos días antes de localizarse el cadáver de Eduard Ardiaca.
Desde su arresto, el empresario ha negado los hechos y ha reconocido poseer un arma, porque ha transcendido que el martes, según su versión, estuvo en el campo de tiro para practicar.
Disputas económicas se confirman como la principal hipótesis de un crimen que es la comidilla en el Segrià