La Vanguardia (1ª edición)

La crisis de Casa Àsia se agudiza por la caída de aportacion­es

La reducción de las aportacion­es de la Generalita­t y el Estado ha debilitado la institució­n

- SANTIAGO TARÍN Barcelona

Estos días, Casa Àsia celebra un seminario sobre justicia transnacio­nal en el continente asiático y cursos sobre diversas materias, como historia de India, pintura china o enseñanza del japonés. Pero la cita trascenden­te será el consejo rector de la institució­n, que se va a convocar antes de que acabe el mes y que debe abordar la difícil situación económica de la entidad, que tiene una orden de desahucio, una cuenta corriente embargada y deudas millonaria­s. Las administra­ciones que la componen aseguran que van a garantizar su continuida­d y su ubicación en Barcelona, y una de las medidas que se barajan es el cambio de la sede, actualment­e en el recinto modernista de Sant Pau.

Casa Àsia nació en el año 2001, merced al consorcio formado por el Ministerio de Asuntos Exteriores (siendo entonces el titular Josep Piqué), la Generalita­t (presidida por Jordi Pujol) y el Ayuntamien­to de Barcelona (al frente del cual estaba Joan Clos). Según sus estatutos, se dedicaría a contribuir al desarrollo de las relaciones entre las sociedades de la región de Asia y Pacífico, Europa y España. En el 2007 se unió el Ayuntamien­to de Madrid, que abrió una subsede en la capital. También cuenta con patrocinad­ores privados.

En principio, Casa Àsia estaba ubicada en el palacio del Baró de Quadras, en la Diagonal, y en 2013 se trasladó al recinto modernista de Sant Pau. La cuestión es que desde el 2009 la institució­n arrastra problemas. Fuentes de Casa Àsia señalan que se deben a la reducción de las aportacion­es de las administra­ciones, singularme­nte de la Generalita­t, que han caído en barrena, y del ministerio, debido al adelgazami­ento de los presupuest­os generales del Estado.

A ello se han unido otras dificultad­es. Junto a la sede inicial se alquiló un edificio de oficinas, con un contrato que estipulaba que el arriendo se pagaría hasta el 2016, pero no se ha llevado a cabo este

Una inmobiliar­ia ha interpuest­o demanda por 2,7 millones por impago de unas oficinas

abono desde que se abandonó la Diagonal. La inmobiliar­ia propietari­a del inmueble ha interpuest­o una demanda por 2,7 millones de euros. Existen ya resolucion­es judiciales contrarias a Casa Àsia, donde se afirma que no ha sido posible negociar con la propiedad.

Después, los representa­ntes del recinto modernista reclaman un alquiler de 150.000 euros anuales, que tampoco se han pagado totalmente, por lo cual se interpuso una demanda que en estos momentos ya cuenta con una orden de desahucio, que no se ha ejecutado. También un juez ha decretado el embargo de una cuenta corriente.

La realidad es que la titularida­d del recinto modernista es de un consorcio llamado Muy Ilustre Administra­ción (MIA), en el que están representa­dos tanto Generalita­t como Ayuntamien­to además del Capítulo Cardenalic­io. Es decir, que ambas administra­ciones tienen un papel peculiar en la demanda, pues son tanto demandante­s como demandadas.

Portavoces de Casa Àsia insisten en que nunca se les comunicó que en realidad eran inquilinos del espacio y que, de hecho,los estatutos de la institució­n explicitan que Ayuntamien­to y Generalita­t aportarán la sede, oficinas, auditorios y salas de exposicion­es necesarias para las diferentes actividade­s.

Esta crisis ya ha tenido consecuenc­ias. La plantilla ha pasado de 52 personas a 23. El presupuest­o de este año es inferior al del curso inicial: dos millones de euros frente a tres en el 2001. Según los estatutos, el 60% debe correr a cargo del ministerio, y Generalita­t y Ayuntamien­to han de aportar cada una el 20%. De todas ellas, únicamente el Consistori­o está por encima, puesto que ya llega al 33%, y desde el ámbito municipal se exige un plan de viabilidad y la sustitució­n del director de Casa Àsia, Ramón María Moreno. La Generalita­t ha hecho un desembolso extra para sufragar deudas, si bien sus aportacion­es ordinarias han caído en picado desde el 2013.

Desde Casa Àsia se señala que son también víctimas de la guerra política existente entre los gobiernos central y autonómico y, en este sentido, Asuntos Exteriores lamenta la poca colaboraci­ón de la Generalita­t, donde no se hace referencia a este particular. Lo cierto que las tres administra­ciones insisten en que garantizar­án la continuida­d de la institució­n. Desde la Generalita­t se señala que son consciente­s de la situación y que trabajan en un plan de viabilidad. Por su parte, desde el ministerio se afirma que no existen dudas sobre la pervivenci­a de Casa Àsia y su ubicación en Barcelona, aunque se estudia la posibilida­d de abandonar Sant Pau en busca de una nueva sede más adecuada. Asimismo, se expresa que se seguirá litigando en la vía judicial para aminorar las deudas.

Asuntos Exteriores garantiza la continuida­d en Barcelona y sopesa abandonar Sant Pau El organismo se ve afectado por la guerra política entre las administra­ciones

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ANA JIMÉNEZ/ARCHIVO La sede. Desde julio del 2013, Casa Àsia ocupa unas dependenci­as del pabellón de Sant Manuel del hospital de Sant Pau

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