‘Good bye, Europe’
El Labour, los liberales, Escocia y Gales amenazan con votar en contra
La primera ministra británica, Theresa May, presenta en el Parlamento la ley destinada a derogar toda la legislación comunitaria.
Theresa May no se toma cada beso pero sí cada decisión política como si fuera la última vez, porque su poder se debilita y tiene miedo a perderlo como dice el bolero mexicano, y además con razón.
Pero mientras pueda y la dejen, ella que erre que erre en alejarse lo más posible de la UE. Ayer, sin ir más lejos, estampó una botella simbólica de champán en el casco del transatlántico del Brexit, al presentar en el Parlamento la ley destinada a derogar toda la legislación comunitaria. Los pasajeros están a bordo y el buque ha recibido una manita de pintura, aunque está lleno de grietas por donde puede entrar el agua. Y si bien el rumbo es imprevisible, da la impresión de que se dirige derecho hacia ese iceberg del tamaño de Luxemburgo que se acaba de desprender de la Antártida.
La “ley para la retirada de la Unión Europea”, como oficialmente se llama, no se debatirá hasta el otoño y no entrará en vigor hasta marzo del 2019 o cuando se haga efectiva la salida del Reino Unido (si hay una prórroga). Pero, tras la invocación del artículo 50, es el paso más importante hasta la fecha en el divorcio entre Londres y Bruselas. Su propósito es convertir de un plumazo toda la legislación europea –más de 12.000 disposiciones– en británica, por decisión ejecutiva, prácticamente sin escrutinio parlamentario, utilizando unos poderes absolutos establecidos en su día por Enrique VIII.
Ni que decir tiene que May, si es que llega al otoño, sudará tinta para conseguir sacar adelante la ley. El líder liberal demócrata Tim Farron le ha advertido que el proceso “será un infierno”, el laborista Jeremy Corbyn ha amenazado con vetarla si no hay concesiones sustanciales sobre el medio ambiente y los derechos laborales, y la primera ministra escocesa Nicola Sturgeon otro tanto. Parlamentarios de todos los partidos contrarios al Brexit han unido fuerzas para tratar de impedir la salida del mercado único.
Mientras May fletaba en Westminster el barco legislativo del Brexit al grito de viento en popa a toda
vela, algunos de sus principales enemigos hacían cola en Bruselas para entrevistarse con el negociador jefe de la UE, Michel Barnier. Corbyn, que tiene una posición de una ambigüedad insostenible, le informó que “está listo para coger el toro por los cuernos” si llega al poder”. Y que se encargaría de “proteger la industria, los servicios y el empleo”, y de que “el Reino Unido no se convirtiera en paraíso fiscal en Europa”. Como gesto de buena voluntad, regaló a su interlocutor francés una camiseta del Arsenal.
Sturgeon –a quien Bruselas no reconoce como parte negociadora– prometió trabajar para convencer a la mayoría de la Cámara de los Comunes de que salir del mercado único es una locura, y para que se respeten en cualquier caso los intereses de Escocia, que votó a favor de la permanencia en la UE por un amplio margen pero se ve arrastrada hacia el precipicio como el resto de Gran Bretaña, sin que ni Europa ni Londres le permitan negociar un estatus de excepción.
Tanto la primera ministra de Escocia como su homónimo galés, Carwyn Jones, advirtieron que los parlamentos de Holyrood y Cardiff no refrendarán la “ley para la retirada de la Unión Europea” tal y como está redactada, abriendo las puertas a una posible crisis constitucional entre el poder central y las autonomías. May se encuentra tan aislada que hasta se ha puesto de rodillas para pedir a la oposición que “aporte ideas” para salir del atolladero del Brexit, pero sus rivales, como era de esperar, le han dicho que los conservadores se metieron solos en este lío morrocotudo, y que se encarguen ellos de buscar una salida.
Si no ese iceberg gigante que se ha desprendido de la Antártida, cualquier otro más pequeño puede hacer saltar todo por los aires, ya sea la caída de May, otras elecciones anticipadas, la victoria de Corbyn, enmiendas interminables a la ley del Brexit, la fractura del Labour o de los tories... El barco ha salido de puerto pero va a la deriva.
Corbyn dice que está listo para hacerse cargo de las negociaciones si cae el actual Gobierno conservador