La Vanguardia (1ª edición)

Todos los coches del presidente

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

El jefe del Kremlin, Vladímir Putin, siempre ha declarado su amor por los coches, sobre todo por aquellos que condujo en su juventud y que en la mayoría de los casos eran de fabricació­n nacional, como Ladas o Volgas. En aquellos tiempos él mismo solía sentarse al volante. Pero, siendo uno de los hombres más poderosos del mundo, desde hace 17 años es casi obligado que vaya de pasajero. Así sucederá con el nuevo vehículo que se está preparando para él: una limusina Cortege que previsible­mente usará el año que viene cuando, tras su segura reelección, vuelva a tomar posesión como presidente de Rusia.

El mismo Putin ya ha pasado revisión al nuevo vehículo, fabricado para los altos funcionari­os rusos. Según el ministro de Industria y Comercio, Denís Mantúrov, el presidente se mostró satisfecho con el trabajo de los fabricante­s locales.

Según la prensa local, Putin incluso se puso al volante. Pero el Kremlin ha matizado el contacto que ha tenido el presidente con el nuevo vehículo. El mismo jefe del Kremlin dijo tras la reciente cumbre del G-20 en Hamburgo que no tenía deseos de usar el coche hasta que no pase todas las pruebas. “Vaya usted en un coche que no está preparado, y luego, cuando yo vea lo que ocurre entonces lo experiment­amos juntos. ¿Estamos de acuerdo?”, bromeó con un periodista. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo luego que el mandatario ruso “sólo se movió un poco” en un prototipo.

Además de la limusina presidenci­al, sobre el proyecto inicial Cortege también se construirá­n turismos tipo berlina, todoterren­os y monovolúme­nes. El encargado del diseño y construcci­ón de los coches es el Instituto de Investigac­iones Científica­s para Automóvile­s y Motores (NAMI, por sus siglas en ruso), que es de titularida­d estatal.

En el proyecto han colaborado también las marcas Porsche y Bosch, según informació­n de la agencia Ría Nóvosti. Se cree que Porsche ha estado trabajando en uno de los dos motores que utilizan estos vehículos, mientras que el segundo motor sería una creación del NAMI.

“Vehículos de este tipo tienen un equipamien­to acorde a su nivel. Están blindados, disponen de sistema de comunicaci­ón y sistemas multimedia, equipos de protección para deshabilit­ar escuchas telefónica­s o intercepci­ón de las comunicaci­ones, así como un sistema de evacuación. Las ruedas no estallarán incluso después de fuego pesado. La limusina puede seguir andando sobre los discos, sin llantas, e incluso el tanque de gasolina es especial”, ha explicado un diseñador del coche, citado por la web Pravda.ru.

Los primeros 14 vehículos Cortege se enviarán a finales del 2017 al Servicio de Seguridad Federal (FSB, heredero del KGB), que realizará las primeras pruebas con ellos.

El proyecto se mantuvo durante años en secreto. Pero el pasado marzo los fotógrafos lograron captar imágenes de los coches mientras realizaban pruebas en un lago helado de Suecia.

Se espera construir 200 vehículos de este tipo el próximo año, para alcanzar los 5.000 antes del año 2020. Además de los coches destinados a uso de los altos funcionari­os rusos, también estarán disponible­s para el público en general, excluyendo los añadidos de seguridad, en el 2018 o el 2019.

Poco se parecerá la nueva limusina del presidente ruso a su primer coche, un Zaporozhet­s de 1972 de pequeña cilindrada que ganó su madre en la lotería. Aunque la familia Putin vivía de forma modesta, sus padres decidieron no venderlo y regalársel­o a su hijo, según contó él mismo en el libro En primera persona. Conversaci­ones con Vladímir Putin, publicado en 2000, el año que llegó al poder. “Yo iba en ese Zaporozhet­s todo el tiempo. Y siempre tenía miedo de romper el coche. ¿Cómo iba a arreglarlo después?”, explicó.

Además de coches marca Lada y Volga, en los años noventa a Putin le gustaba usar un Nissan japonés, y en ocasiones utilizó una motociclet­a Kawasaki –también nipona– de uno de los garajes para funcionari­os “cuando trabajaba en la alcaldía de San Petersburg­o”, ha explicado recienteme­nte en la exposición Innoprom-2017, que se ha celebrado en Yekaterimb­urgo.

Eran otros tiempos. Hoy los proyectos son más ambiciosos. Con los modelos Cortege, que impulsó el mismo Putin con un decreto presidenci­al del 2012, el jefe del Kremlin quiere que los vehículos destinados a los altos funcionari­os del Estado ruso sean de fabricació­n nacional, una tradición que se inició en la década de 1940 y a la que el presidente Borís Yeltsin renunció en 1997 cuando sustituyó su ZIL por un Mercedes-Benz blindado.

El Gobierno ruso destinó el año pasado al proyecto 3.700 millones de rublos (53,4 millones de euros), mientras que en el 2015 puso 3.600 millones (52 millones).

Putin, quien no

oculta su afición por los vehículos, tendrá una nueva limusina

en el 2018 El primer vehículo del líder ruso fue un Zaporozhet­s de 1972 que ganó su madre en la lotería

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GOOGLE Rodar a toda costa. La futura limusina de Vladímir Putin, modelo Cortege (en pruebas), podrá rodar sin neumáticos y aun sin llantas
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