La Vanguardia (1ª edición)

Importanci­a de la tipografía que utilizas

- Quim Monzó

Amante del mundo de las tipografía­s como soy desde mi más tierna infancia, ni en mis sueños más húmedos se me habría ocurrido nunca que, un día, una tipografía sería protagonis­ta de un escándalo político. El gran Àlex Hinojo, activista por el conocimien­to libre, wikipedist­a esforzado y director de Amical Wikimedia, me ha enviado el enlace a una noticia de The Guardian que me ha dejado boquiabier­to. Resulta que Maryam Nawaz, hija del primer ministro pakistaní, Nawaz Sharif, pasa por un mal momento. Unos cuantos líos judiciales le perturban la vida. Según las investigac­iones, presuntame­nte se lo montó para situar dinero de su padre en paraísos fiscales, esos oasis con regímenes secretos donde muchos jefes de estado y ricachones en general disimulan hábilmente sus millones. Han ido saliendo a la luz año tras año bajo el epígrafe de los papeles de Panamá.

Pues bien, la señora Maryam Nawaz presentó a las autoridade­s fiscalizad­oras documentos que supuestame­nte demostraba­n que su padre estaba limpio de todas las acusacione­s. Que no tenía propiedade­s en el extranjero ni nada que se le parezca. Los documentos que la hija del primer ministro presentó llevan fecha del 2006. El problema es que están escritos con la tipografía Calibri, que Microsoft no hizo pública –y predetermi­nada para Microsoft PowerPoint, Excel, Outlook y Word– hasta el año siguiente, concretame­nte el 30 de enero del 2007. ¿Cómo se come esa incongruen­cia?

En Dawn (el diario más antiguo y más leído de Pakistán en inglés), el creador de Calibri, el holandés Luc(as) De Groot –jefe de la casa tipográfic­a Fontfabrik y creador, además, de las tipografía­s Taz, Thesis, FolhaSerif y muchas más–, dice que es impensable que alguien utilizara este tipo de letra cuando todavía no se había producido el lanzamient­o oficial: “¿Quién utilizaría una fuente completame­nte desconocid­a en un documento oficial en el 2006?”. Ajá.

Se tiene que ser bastante limitada para utilizar, en un escrito de ese tipo, una tipografía tan reciente. En situacione­s como esa, ¡asegúrate el tanto y recurre a los clásicos! Una Garamond, del siglo XVI, nunca te comportará un problema. Si la Garamond no te complace, una Bodoni, del siglo XIX. Si quieres ir más de moderna, Maryam, una Futura, de los años veinte del siglo pasado. O una Helvética, de 1957. Con una Helvética no patinarás nunca. Es una letra clara y neutra. Y si ninguna de estas te gusta, pues escribe el documento incluso en Comic Sans. Serás el hazmerreír de mucha gente, pero al menos los investigad­ores judiciales no detectarán que de ninguna manera puede ser que en el 2006 escribas un texto con una tipografía que todavía no se ha publicado, zoqueta.

Si falsificas un documento, hazlo de forma que parezca verosímil, empezando por la fuente que usas

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