La Vanguardia (1ª edición)

La madre de Naiara: “Jamás fue maltratada en casa”

Benítez critica al padre por “ignorar” a su hija desde que nació

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“Hubo un momento en que mi cuñado perdió la cabeza, y Naiara estaba en el sitio equivocado”

Mariela Alejandra Benítez, madre de Naiara, la niña de ocho años asesinada en Sabiñánigo (Huesca) tras sufrir una brutal paliza a manos de su tío, encarcelad­o en la prisión zaragozana de Zuera desde el pasado sábado, asegura que su hija “jamás fue maltratada en casa”. En una entrevista concedida en exclusiva a Efe, esta mujer precisa que Naiara era una niña que vivía “feliz” con su familia, que sólo sufría a causa del bullying al que, según la madre, era sometida en su colegio por grupos de compañeros.

Con esta afirmación, Benítez sale al paso de las acusacione­s vertidas desde Chile contra ella y su actual marido por el padre biológico de la niña, Manuel Briones, quien, según afirma la mujer, “durante siete años estuvo sin hacerse cargo de su hija, sin interesars­e si tenía leche o no, porque él sólo quería vivir su vida”. Recuerda que, tras nacer Naiara, su expareja le pidió que dejara a la niña bajo el cuidado de sus padres porque él “no quería saber nada”.

La madre rechaza que Naiara tuviera signos en el cuerpo que revelasen un maltrato continuo por parte de cualquier miembro de la familia, y niega la existencia de partes médicos que reflejasen tal situación. “Si fuera cierto que tenía marcas en el cuerpo de haber sido atada y maltratada, como se dijo tras la detención de su tío, ¿cómo es posible que no hubiera intervenid­o nadie antes para evitarlo?”, subraya.

“Se han contado demasiadas cosas que no son ciertas”, dice Mariela Benítez. Pero, sobre todo, rechaza que su esposo la maltratase y que ella, por esta razón, tuviera intención de separarse.

En el momento de producirse los hechos, Mariela y su marido, así como las dos hijas que tuvieron antes de casarse y las otras dos nacidas posteriorm­ente, vivían en Sabiñánigo, en estrecho contacto con su suegra –que tenía al cuidado dos nietas de una hija– y el presunto asesino. “Yo trabajaba en Bielsa (Huesca) de interna (en un establecim­iento hostelero) y mi marido mientras cuidaba de las niñas, pero los días de descanso iba a Sabiñánigo para estar el máximo tiempo con mis hijas a pesar de estar reventada”. Y todos los días, “así fuera la una de la madrugada”, añade, sus hijas esperaban para hablar por teléfono con ella antes de acostarse.

El día en que se produjo el crimen, el pasado jueves, Mariela Benítez fue avisada de la gravedad de las heridas sufridas por Naiara a través de una llamada telefónica de su marido. Había estado por última vez con su hija la semana anterior, y subraya que en ese momento la pequeña no tenía marca alguna de haber sufrido malos tratos continuado­s en el tiempo.

Asegura que todavía no puede creer qué es lo que pasó por la cabeza de su cuñado, el presunto asesino, para hacer “lo que le hizo a la niña”, aunque niega que le tuviera manía. “Yo creo que hubo un momento en que mi cuñado perdió la cabeza, y Naiara estaba entonces en el sitio equivocado”. El tío de Naiara, Iván P.P., de 33 años, fue encarcelad­o tras confesar el asesinato y que había torturado a la niña más de diez horas.

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JAVIER BLASCO / EFE Mariela Benítez ha concedido una entrevista en exclusiva a Efe

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