Venecia pone las primeras barreras a los turistas
El alcalde quiere que sólo se entre en la plaza San Marcos con reserva
Venecia restringirá el acceso a los turistas. Las imágenes de fotógrafos improvisados que se concentran masivamente en la plaza San Marcos pueden pasar a la historia. O, al menos, se dosificará la entrada en la plaza para prevenir las molestias que causa la multitud de viajeros. Esta es una de las decisiones tomadas por el alcalde Luigi Brugnaro y su junta municipal celebrada esta misma semana, según informa el Corriere del Veneto.
La aglomeración que experimenta la capital italiana, a causa del turismo, pone en riesgo la laguna de Venecia, al norte del mar Adriático así como la conservación del centro histórico de la ciudad, ambos considerados patrimonio de la humanidad. Así lo cree la Unesco. A todo esto debe sumarse el sentimiento de indignación de multitud de residentes que sufren las consecuencias negativas que conlleva el aumento de visitantes y los comportamientos incívicos. Los venecianos denuncian hechos tan dispares como los picnics en la plaza o los saltos desde los puentes, mientras es habitual que los turistas se duchen en las fuentes, orinen en las calles o duerman en ellas.
En julio del pasado año, durante la reunión del Comité de Patrimonio Mundial celebrada en Estambul, la Unesco expresaba su enorme preocupación por las transformaciones sufridas en la ciudad. El temor residía en que el nivel de turismo, insostenible para la ciudad, acabase por deteriorar los ecosistemas y el patrimonio cultural, y tuviese consecuencias irreversibles para la laguna y la conservación de la coherencia arquitectónica y urbanística de una ciudad histórica. Para la Unesco, de no revertirse la dinámica, el resultado final desencadenaría la pérdida de la autenticidad y la integridad de la ciudad, valores por los que se considera patrimonio de la humanidad. Por ello, instaba a corregir esos desajustes en favor de un turismo sostenible. De no ser así, valoraría la posibilidad de incluirla en la lista de lugares patrimonio de la humanidad considerados en peligro.
En la reunión a principios de año entre el alcalde Brugnaro y Irina Bokova, directora general de la Unesco, sobre la protección de la ciudad, se reafirmó el compromiso Pacto por Venecia –establecido el 26 de noviembre de 2016, que prevé una inversión de 457 millones de euros– para la preservación de la ciudad y de su laguna los siguientes cuatro años. “Venecia es un patrimonio compartido de valor universal excepcional. Tenemos que trabajar juntos, la Unesco, el Gobierno, el municipio y todas las partes implicadas”, expresaba Bokova. “El alcalde de Venecia me ha contado con detalle el gran número de acciones realizadas y los proyectos que quiere poner en marcha”, añadía.
Todo ello ha acabado por cristalizar esta semana. Los detalles de la hoja de ruta que traza las políticas de gestión de los flujos turísticos en la ciudad todavía no son públicos, pero se conoce parte de ellos. La administración ha estudiado las propuestas presentadas por las asociaciones ciudadanas y las ha tenido en cuenta a la hora de formular soluciones que mejoren la calidad de la vida cotidiana en la ciudad y que respondan a las necesidades de protección y salvaguardia requeridas por la Unesco. Por ahora, es prematuro hacer conjeturas sobre lo que sucederá, pero en el 2018 habrá novedades. Entre las medidas que se pondrán en práctica destaca la necesidad de disponer de una “tarjeta” para acceder con reserva en San Marcos, sus museos, sus tiendas o la basílica del patrón para regular los flujos en la plaza. Pero la vigilancia se antoja difícil por la existencia de más de una decena de entradas posibles y deben incrementarse los servicios de seguridad. Entre las fórmulas para gestionar el acceso se estudia que la zona pueda cerrarse a los turistas los fines de semana o los meses “calientes” del turismo –julio y agosto–, establecer franjas horarias determinadas para controlar los repuntes en el acceso –entre las 10 de la mañana y las 6 de la tarde– o que San Marcos sólo sea accesible mediante reserva con la excepción de residentes, trabajadores y estudiantes. También, se estudia introducir un ticket para aterrizar en las islas de Murano, Burano, Erasmo, Pellestrina y Torcello, como ya sucede en centros turísticos como Capri y Pantelleria. En lo que se refiere a los cruceros, se les aplicaría una tasa que deberá aprobar el Gobierno estatal. El documento de la junta introduce, por último, la posibilidad de detener autobuses y coches turísticos cuando los aparcamientos estén llenos.