La realidad a la carta
El lunes acaba la segunda temporada de Nit i dia (TV3): descubriremos los límites morales y criminales de personajes que, además de ser corruptos, son pederastas. A través de la ficción, las tragedias actúan más como gasolina narrativa que como factor de denuncia. Los documentales, en cambio, invierten el proceso: utilizan contenidos realistas para construir relatos que imitan los mecanismos de la ficción. Es el caso de la docuserie The Keepers (Netflix), con siete capítulos (de una hora) que desmenuzan las conexiones entre el asesinato de una monja, la pederastia sistematizada de un grupo de sacerdotes y policías y las secuelas psicológicas de las víctimas. El nivel de minuciosidad documental es casi asfixiante y las evidencias están tan bien administradas que, como suele ocurrir con Netflix, por suerte no tienes que esperar una semana para saber cómo continúa. Situémonos: 1969, Baltimore. Igual que Nit i dia recupera un crimen de 1992 que obliga a reabrir un caso (como pasa en la extraordinaria Unforgotten), aquí se inicia la reconstrucción de un caso que obliga a revisar el pasado y a descubrir la magnitud traumática de los abusos cometidos y una red infernal de encubrimientos, negligencias y silencios. Si The Wire será para siempre la serie de ficción de Baltimore, The Keepers merece ser la serie de no ficción de Baltimore. Aparte de los hechos, lo más impactante es la manera de administrar el relato. La estructura juega con la lógica de las expectativas y obliga al espectador a preguntarse si es ético que un documental administre la información por fascículos. Es como si se aplicaran todos los preceptos del rigor periodístico a través de un guion de estructura novelesca. Como en A sangre fría de Truman Capote, la manera de contar los dramas y de describir a los personajes y la dosificación de los giros argumentales propician momentos de inquietud en los que nos preguntamos si todo no será una reconstrucción ficticia. Pero es una duda fugaz que queda enterrada bajo el alud de verdad que transmiten los testimonios, la generosidad de los investigadores y la consistencia narrativa de una serie muy recomendable. REALISMO CÓMICO. Otro relato real: Aeroport (TV3). Si en el 2005 el departamento de Nuevos Formatos ya estrenó una docusoap con el mismo título, que aplicaba a El Prat lo que la BBC había hecho en Heathrow, ahora volvemos a las andadas con un planteamiento que incluye una voz en off descriptivo-humorística (de Queco Novell), que, salvando las distancias, aplica la fórmula de Caçadors de bolets. De entrada da la impresión de que el material elegido era lo bastante ameno, interesante y sustancial para no necesitar guarnición. Y que el comentario que subraya la posible comicidad y acompaña como una especie de voz de la conciencia alterna momentos de inspiración con ratos en los que, como pasa con los comentarios de muchas retransmisiones, interfiere. La fórmula, sin embargo, funciona y quizás requiere más un ajuste que un replanteamiento. Y es probable que acabe siendo como la tónica, que tienes que probarla dos veces (o más) para que te guste.
Aparte de los hechos, lo más impactante de ‘The Keepers’ es la manera de administrar el relato