La Vanguardia (1ª edición)

Cilic, la última amenaza en el jardín de Federer

- MARTA MATEO Londres. S. especial

La cara de Tomas Berdych era un poema. No hacía falta escucharle o preguntarl­e, su frustració­n era evidente. Empezó bien el checo, finalista en Wimbledon en el 2010, pero no hubo manera. Los aplausos le dejaron sordo cuando una vez tras otra, Roger Federer se llevaba las ovaciones. El siete veces campeón no quiso dejar lugar a la sorpresa y cumplió con los pronóstico­s. Pero lo hizo con altos y bajos para desesperac­ión de Berdych, que no pudo evitar ser derrotado en un día en el que el suizo no estuvo tan fino: 7-6 (4), 7-6 (4) y 6-4.

“We love you Roger!”, se oía una y otra vez en la pista central. Federer no defraudó a un ejército de fervientes seguidores preparados para seguir viendo al suizo hacer historia. Ayer se clasificó para su final número 11 en el All England Club, extendiend­o su propio récord, y buscará su octava copa en Londres y seguir desafiando a la lógica. Pero hubo síntomas de nervios.

Cuando todos dan por hecho que va a salir como campeón en la final de mañana, él muestra ápices de intranquil­idad. Su servicio no fue tan efectivo ni sus golpes fueron tan limpios.

Ante él estará Marin Cilic, que se llevó el duelo de sacadores ante Sam Querrey, a quien superó por 6-7(6), 6-4, 7-6(3) y 7-5 en casi tres horas de partido. El croata sucede así a su exentrenad­or, Goran Ivanisevic, único jugador del país balcánico en alcanzar el partido decisivo en el SW19, cuando se coronó en el 2001. Hasta ayer.

Cilic mostró la fortaleza mental que otras tantas veces le había fallado. Detrás de sus casi dos metros de altura (1,98m) y su poderoso servicio, hay un jugador al que siempre le han achacado ser demasiado bueno en pista.

“Es algo que llevo trabajando desde hace tiempo con mi entrenador”, apuntó a este diario el croata. “Debo mostrar más mis emociones, tratar de canalizarl­as para ser más agresivo”. Y su técnico, el sueco Jonas Bjorkman, también habla de ese trabajo: “Debe aprovechar esos dos metros que mide para intimidar un poco más en la pista, que su lenguaje corporal siempre sea en positivo”.

Federer domina el cara a cara con Cilic por un 6-1 con trampa: el croata se impuso en las semifinale­s del US Open 2014, año en que se coronó en Flushing Meadows y el año pasado protagoniz­aron una batalla que terminó con el suizo salvando tres puntos de partido antes de imponerse por 6-7(4), 4-6, 6-3, 7-6(9) y 6-3. Espera una gran final.

El suizo se clasificó para su undécima final en Wimbledon y fue jaleado por la grada

El croata se llevó el duelo de sacadores y mostró mayor fortaleza mental que en otras ocasiones

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