Bofarull & Estarlich factura 2 millones en la venta a mercerías
El comercio en línea, las grandes multinacionales, las tiendas de todo a un euro y, sobre todo, la pérdida de la costumbre de coser de las nuevas generaciones amenazan el sector de la mercería. Cada vez más, estos pequeños establecimientos –llenos de cajetines con botones, cintas e hilos– bajan la persiana, y de rebote también lo hacen sus proveedores. En Catalunya, sólo quedan cinco, y uno de ellos es Bofarull & Estarlich, fundado hace 75 años en el barrio de Sant Pere, zona con tradición textil en Barcelona.
Esteve Estarlich (tío abuelo de los actuales propietarios) levantó la persiana en 1942 para distribuir en mercerías de la ciudad. Y a medida que las nuevas generaciones tomaban el relevo, el negocio se fue extendiendo a otras tiendas de Catalunya.
Los hermanos Francesc y Jordi Tarragó explican que la empresa dio un salto adelante en 1977, cuando el almacén se incendió y la familia se vio obligada a trasladarse unas calles más allá, en un local más grande, que, hoy, ampliado, ocupa 1.700 metros cuadrados. Paseando, pueden encontrarse más de 8.000 referencias entre cintas, hilos, botones, alfileres y también medias, calcetines, pijamas y ropa interior. Actualmente, los Tarragó aseguran que abastecen a más de 1.500 mercerías y pequeñas tiendas de Catalunya, con una cuota del 30% del mercado. En el resto de España, trabaja Geymer, una parte escindida de la compañía que actualmente se encuentra en manos de unos primos de la familia.
Hoy, Bofarull & Estarlich emplea a 12 personas y factura en torno a los dos millones de euros, una cifra que los Tarragó aseguran que se ha mantenido estable en los últimos años. La tercera generación del negocio quiere hacerla crecer a través de la venta en línea para profesionales. Creen que su trabajo no morirá: una mercería siempre necesitará un distribuidor al que comprar de una sola vez los miles de artículos que después vende al consumidor final.