La abogada rusa que llamó a la puerta de Donald Trump
ESTA JURISTA SEMIDESCONOCIDA DEL EXTRARRADIO DE MOSCÚ SE HA COLADO EN EL RUSIAGATE, EL MAYOR ESCÁNDALO DE LA ERA TRUMP
La “pista rusa” en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha llevado esta vez hasta una abogada criminalista rusa, con éxito en su trabajo pero poco conocida. Según ha reconocido esta semana el entorno del presidente Trump después de un artículo de The New York Times, la abogada Natalia Veselnítskaya se reunió el 9 de junio del 2016 con el hijo mayor de Donald Trump, con su yerno, Jared Kushner, y con su entonces jefe de campaña, Paul Manafort.
Veselnítskaya tiene 42 años. Se licenció en Derecho en 1998 y los primeros años trabajó en la fiscalía de la provincia de Moscú, ocupándose sobre todo de disputas de tierra. Pasó un breve periodo de tiempo trabajando en el banco GUTA. Tras casarse con Alexánder Mitúsov, un poderoso funcionario que fue viceministro de Transporte en la provincia de Moscú, obtuvo en el 2009 el permiso para ejercer la abogacía y montó su propio bufete, Kamerton Consulting. Desde entonces ha representado a numerosos empresarios, algunos ligados a empresas estatales, por delitos económicos. Veselnítskaya era una abogada anónima hasta que hace unos años comenzó a defender al empresario Denís Katsiv, hijo del vicepresidente de la estatal Ferrocarriles Rusos.
El encuentro con Trump hijo se mantuvo en secreto hasta las publicaciones del rotativo neoyorquino. Al principio, Donald Trump Jr. aseguró que en el encuentro se habló sólo de la prohibición a los ciudadanos estadounidenses de adoptar niños en Rusia. Pero al final ha tenido que reconocer que un intermediario, el publicista Rob Goldstone, había prometido que “una fiscal del gobierno ruso” les entregaría información comprometedora de la candidata demócrata, Hillary Clinton.
Pero según ha asegurado esta semana Trump hijo, la abogada no era portadora de esa información, y que era en cambio un pretexto para plantearle otra serie de temas, como la derogación de la llamada ley Magnitski. En el 2008 el abogado Serguéi Magnitski descubrió un fraude fiscal de 230 millones de dólares que implicaba a funcionarios y policías rusos. Detenido tras denunciar el caso, se cree que sufrió malos tratos. Falleció en prisión en el 2009 por negligencia médica. EE.UU. congeló las cuentas y acciones de los implicados en su muerte y les prohibió entrar en el país.
Para el hijo del presidente estadounidense, fue una decepción. La entrevista “quedó en nada”, así que ni siquiera informó a su padre, dijo a Fox News.
Por su parte, Veselnítskaya dijo en una entrevista a la NBC que no tenía ninguna información incriminatoria contra Clinton y que a los americanos no les interesó hablar de la ley Magnitski. En la misma entrevista, niega trabajar para el Gobierno ruso. Desde el Kremlin su portavoz, Dimitri Peskov, ha dicho que no la conocen.
Aunque creamos a los protagonistas de ese encuentro y no hubiese nada contra Clinton, el hecho de que el equipo de Trump reconozca abiertamente que estaba dispuesto a recibir ayuda de Rusia ha sido suficiente para provocar otra sacudida política en Washington.
No está claro en qué medida Veselnítskaya tiene contactos con las estructuras del Gobierno ruso. En la fiscalía de la provincia de Moscú trabajó hace 16 años y el nivel de su actividad actual hace difícil que tenga contacto con la Fiscalía General de Rusia. Pero según el The Times británico, que cita una fuente de ese organismo, durante su encuentro con Trump hijo, Veselnítskaya dirigía la campaña contra la “ley Magnitski” y la coordinaba con la Fiscalía General.
Su actividad contra esta ley era fruto de la defensa de Katsiv. Y es que siguiendo la pista del dinero, la fiscalía estadounidense acusó en el 2013 a Prevenzon Holdings, una offshore registrada en Chipre propiedad de Katsiv, de intentar legalizar 1,9 millones de dólares comprando una propiedad en Manhattan. En mayo pasado llegó a un acuerdo y pagó 6 millones para detener la causa civil. Este es el caso más importante de la abogada rusa que llamó a la puerta de Trump.
Tiene 42 años y está casada con un poderoso funcionario que fue viceministro de transportes