Celiacos y la comunión

Con gran sorpresa, tristeza y estupor leo la noticia de que la Santa Sede ha enviado a todos los obispos una carta en la que dice que las hostias que no tienen gluten son materia inválida para comulgar. Si nos referimos al Evangelio de san Mateo, textualmente, dice: “Mientras estaba comiendo, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándolo a sus discípulos, dijo: ‘Tomad, comed, este es mi cuerpo’”.

El Evangelio no dice “tomó pan con gluten”. Obviamente lo tenía, pero los que aún somos creyentes cristianos no podemos imaginar que Jesús, en un acto que simbolizaba su generosidad de darse en cuerpo y alma a los demás como preludio de su pasión y crucifixión, sólo quisiera hacerlo a través de pan con gluten. Si fuese así, no sería Dios, sería un hombre caprichoso.

Seguro que hay alguna disposición de hace algunos siglos que lo pueda decir, pero en el momento actual, en que conocemos la existencia de la celiaquía y en que hay pan sin gluten, no puede ser que la Iglesia no acepte hostias sin gluten. Me pregunto, ¿qué han de hacer los celíacos? ¿No comulgar, con lo que se les priva de la gracia que comporta, o comulgar con perjuicio para su salud?

A la Iglesia católica, desgraciadamente, le gusta prohibir cosas y decirnos lo que no podemos hacer, cuando lo más cristiano sería repetirnos el mensaje clave de Jesús: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”.

JUAN SABATER TOBELLA Suscriptor Barcelona