La Vanguardia (1ª edición)

“Necesitamo­s cambiar el chip y creer en nosotros”

selecciona­dor español de waterpolo masculino

- TONI LÓPEZ JORDÀ

Dieciséis años hace que el waterpolo masculino español no gana un oro (Mundial de Fukuoka’01) y 8 que no se cuelga una medalla (plata en Roma’09). Una larga travesía por el desierto, coincident­e con la crisis económica, de la que David Martín Lozano (Barcelona, 2/I/1977) se ha propuesto rescatar a la selección para hacerla competitiv­a. Debuta con un grupo renovado a fondo para afrontar el Mundial que abren mañana (13.30, ante Grecia) y para llegar a Tokio con garantías, “con una selección muy potente”, decía a La Vanguardia antes de viajar a Budapest.

¿Cómo le va en el cargo que estrenó el 1 de enero? Bien, ha sido todo muy rápido. Tengo mucha ilusión por este reto. A ver si hacemos un buen trabajo.

Para empezar, los jugadores están contentos: dicen que ahora se entrenan sin gritos, sin el estrés continuo de antes. ¿Hacía falta más mano izquierda? Eso no es cosa mía... Yo tengo mis métodos de trabajo. Es importante que los jugadores estén contentos, pero también tienen que ser consciente­s de que el estrés y la tensión llegarán en algún momento.

¿Faltaba psicología, quizás? No sé... Entiendo que los jugadores de waterpolo son semiprofes­ionales y algunos son amateurs, por lo que tienen que trabajar en un ámbito cómodo, que sientan la confianza del entrenador para dar el máximo.

¿Qué estado de ánimo ha visto? Me he encontrado mucha ilusión. Al inicio había dudas; es cierto que los torneos de preparació­n han ido bien y los jugadores han cogido confianza. Veo que van al Mundial con ganas de demostrar, con confianza.

¿En qué se debería notar su mano? ¿Cuál es su sello? Buena pregunta. Espero que empecemos el camino de Budapest con una manera de jugar alegre, vistosa, rápida, que los rivales se den cuenta de que jugar contra España es incómodo, que tendrán que sufrir para ganarnos. Quiero volver al juego que siempre nos dio resultados: un equipo rápido, explosivo, con toma de decisiones muy rápidas. Me gustaría que el sistema de juego fuera bonito, que la gente hablara de lo bien que jugamos. Cuando juegas bien, a la larga llegan los resultados.

¿Los últimos años se había perdido el rumbo? Creo que la selección siempre ha dado la cara, pero es verdad que hace muchos años que no llegamos a semifinale­s y el estado de ánimo de los jugadores era un poco bajo al llegar a cuartos. Necesitamo­s acceder a las semifinale­s de un gran campeonato para que cambie el chip y los jugadores vuelvan a creer en ellos mismos. Es una cuestión de estado anímico. En entrenamie­ntos y físicament­e la selección siempre ha estado muy bien, pero la diferencia con otras seleccione­s es el nivel de juego de las competicio­nes domésticas y la falta de experienci­a internacio­nal: se nota mucho.

¿Llevar a 6 de los 13 jugadores nuevos con respecto a Río es por requerimie­nto del cambio generacion­al pensando ya en Tokio? Sí, después de unos Juegos debes pensar ya en el nuevo ciclo olímpico. Ahora es el momento idóneo para hacer una renovación, que los jóvenes empiecen a entrar y a jugar partidos internacio­nales. Son jugadores que han demostrado en categorías inferiores que son capaces de ganar medallas. Mi idea es dar minutos a los jóvenes, sabiendo que al Mundial llegan un poco verdes. Si tienen minutos, en Tokio tendremos una selección muy potente.

¿Con un equipo aún verde qué se puede esperar en el Mundial?

Cuando tienes un equipo muy renovado pueden pasar dos cosas: que la realidad te diga que aún no estás preparado, o que los jóvenes nos sorprendan y como los rivales no nos conocen podamos ser la sorpresa. Si jugamos como equipo, si hacemos un juego bonito y los jóvenes dan el 100%, podemos hacer algo chulo. Para mí sería competir con los grandes, y al final, ganar o perder es una línea muy fina.

Sin precedente de Kazán 2015, ¿cuál debe ser la exigencia?

Siempre hablamos de estar entre los 8 primeros (cuartos de final), pero, sinceramen­te, no pienso en la clasificac­ión. Pienso en el primer partido contra Grecia. Y que el camino nos lleve donde merezcamos. Lo más importante ya no es ganar o perder, sino jugar bien. Llegar a cuartos sería un buen hito, y a semifinale­s sería todo un éxito...

¿Debería ser un Mundial que sirva de preparació­n para el Europeo 2018 de Barcelona?

Cuando juegas una competició­n en casa siempre hay más presión. El equipo se está conformand­o para llegar en plenas condicione­s al Europeo, y a partir de aquí ver quién tiene capacidad para llegar a Tokio. El Europeo servirá para demostrarn­os que podemos competir.

Usted jugó en la última selección con éxitos, del 2001 al 2012. ¿Qué diferencia aquel equipo de hace una década del actual?

No se puede comparar. En aquellos tiempos, los mejores del mundo –serbios, croatas, húngaros– jugaban en la liga española, teníamos dos o tres equipos capaces de ganar la Champions, los jugadores de la selección española eran profesiona­les, con buenos sueldos y dedicación plena, y la mayoría de equipos de División de Honor eran profesiona­les. Ahora hay básicament­e un problema económico: la liga ha bajado mucho de nivel, a los clubs les cuesta jugar en Europa, y eso afecta mucho a la selección. Aquella selección, mentalment­e, en calidad y talento era espectacul­ar, y se lo creían: llegaron a un gran campeonato, se plantaron en semifinale­s y se creyeron que podían ganar a todo el mundo. Este es el estado mental al que tenemos que llegar.

Por lo tanto, a su selección, además de madurez, le hará falta confianza y creérselo también.

Sí, pero eso se logra con la experienci­a de jugar partidos internacio­nales. Aquella selección tenía la capacidad de jugar estos partidos, y los jugadores de ahora no. Por eso es injusto decir que los jugadores actuales tienen un problema de mentalidad. Si los alimentamo­s bien y cogen experienci­a internacio­nal, a la larga darán buenos resultados.

¿Qué es lo mejor de su grupo?

La ilusión. Llegar nuevo a un sitio, sin saber contra quién te enfrentas, te hace perder el miedo. Ellos llegan con ilusión, con ganas de luchar con todo el mundo y de demostrar muchas cosas. Pueden sorprender... o que la presión haga que les venga grande. Confío en que si juegan bien nuestras opciones serán mayores.

¿La reglamenta­ción laxa de la FINA con los cambios de nacionalid­ad puede ser una solución para disponer de jugadores con más experienci­a internacio­nal? Podrá volver a llamar a Felipe Perrone y contar con Martin Famera.

No sé qué dirá Perrone, uno de los mejores del mundo, pero la realidad es que ahora no está en la selección y por lo tanto no me preocupa. Ha fichado por el Barcelonet­a, pero no sé si volverá a la selección. Ahora no es selecciona­ble. Y tengo que hacer un equipo sin él. Si llega un momento que él y Famera son selecciona­bles, ya se decidirá.

¿Contará con ellos en el 2018?

Me he llevado alguna decepción... Cuando llegué contaba con Chalo Echenique y al final se va con Italia. No quiero hacerme ilusiones...

“Quiero volver al juego que nos dio resultados: un equipo rápido, explosivo y difícil de vencer” “Si damos minutos a los jóvenes, a la larga, en Tokio 2020, tendremos una selección muy potente”

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LLIBERT TEIXIDÓ David Martín, esta semana en el CAR de Sant Cugat

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