La moto eléctrica conquista la metrópolis a través de los ayuntamientos
Las ‘emotos’ tienen cada día más adeptos, gracias a sus prestaciones y sostenibilidad y al apoyo de la Administración local a la movilidad eléctrica
Las motocicletas eléctricas son un actor joven en la movilidad metropolitana, pero han irrumpido con fuerza y ya suponen más de la mitad de los vehículos eléctricos en Catalunya. Una de las claves es, sin duda, el apoyo de la Administración local, en el marco de la lucha contra la contaminación y el cambio climático. El Área Metropolitana de Barcelona impulsa esta opción de movilidad limpia como alternativa a los vehículos convencionales de gasolina y diesel y como complemento al transporte público, la bicicleta y los desplazamientos a pie.
Además, esta primavera el AMB ha firmado dos convenios de colaboración público-privados con las marcas catalanas Scutum y Torrot. Cada una ha cedido tres motocicletas eléctricas –los nuevos modelos S02 y Muvi, respectivamente– para que el AMB las preste a los ayuntamientos de la metrópolis durante un año, prorrogable a otro más. Así, los consistorios que las soliciten podrán conocer de primera mano sus ventajas y experimentar su conducción.
Los ayuntamientos de Sant Feliu de Llobregat, Corbera de Llobregat y Esplugues de Llobregat ya las están probando, en una experiencia que se ha revelado útil e interesante para la plantilla municipal. “Hace casi un mes que utilizo la moto eléctrica y el balance está siendo positivo, es cómoda de conducir y muy ligera”, relata Jaume Castán, inspector de vía pública en Sant Feliu. “La batería nos dura dos días enteros, usándola mañana y tarde en jornadas de entre ocho y diez horas”, apunta. La velocidad de aceleración es levemente inferior, señala, lo que lleva a una circulación más homogénea, silenciosa y agradable. “Son una buena alternativa, porque evitamos la molestia acústica que provocan los tubos de escape envejecidos”, coincide el ingeniero municipal de Sant Feliu Ignasi Forès.
Iago Vázquez, técnico municipal del mismo ayuntamiento, también ha tenido ocasión de probar una de las escúters cedidas y aplaude su confort y facilidad de manejo: “No soy conductor habitual de motocicleta y me sentí muy cómodo al conducir esta, es muy buena opción para dar el salto de cuatro ruedas a dos. También es importante la función ejemplificadora de la Administración y la imagen que transmitimos a la ciudadanía”, reflexiona. La voluntad municipal, remacha el técnico de movilidad Carlos García, es “renovar en unos seis años toda la flota únicamente con modelos no contaminantes”. También remarca la optimización del espacio público: en los trayectos en los que no es posible utilizar transporte público, “las motocicletas reducen los atascos porque ocupan menos espacio que un coche”.
“Queremos que los ciudadanos cambien de hábitos y el primer paso es que vean más vehículos de emisiones cero en la calle y se inicie el boca-oreja”, razona Rossend Bosch, responsable de Proyectos de Movilidad Sostenible del AMB. “Una vez les hemos convencido para sustituir su coche contaminante por otro 100% eléctrico, debemos facilitar la infraestructura de recarga”, abunda. Actualmente, la metrópolis cuenta con una decena de electrolineras y dos fotolineras del AMB, además de cientos de puntos de carga de diferente titularidad. SUBVENCIÓN PARA LA RENOVACIÓN DE FLOTAS En paralelo, el Área Metropolitana de Barcelona apoya a los consistorios que renueven su flota contaminante por motocicletas y ciclomotores eléctricos. Este verano lanzará una convocatoria de subvenciones directas a la compra de estos vehículos. El AMB cubrirá hasta el 50% del coste, que ronda los 6.000 euros por unidad. “La contaminación atmosférica y la calidad del aire son cuestiones de salud pública”, insiste el vicepresidente de Movilidad y Transporte del AMB, Antoni Poveda.
Varios consistorios prueban durante unos meses dos nuevos modelos de ‘emoto’, gracias a un convenio de cesión con las marcas Scutum y Torrot