Una bolsa con polvo de la Luna, vendida por 1,54 millones de euros
La casa de subastas Sotheby’s vendió el jueves en Nueva York por 1,8 millones de dólares (1,54 millones de euros) una bolsa con parte de las primeras muestras de la Luna recogidas por un ser humano, en julio de 1969, y que fueron transportadas a la Tierra, analizadas por la NASA, supuestamente perdidas y recuperadas en el fondo de un garaje de una casa de Chicago. Su propietaria actual esperaba obtener entre dos y cuatro millones de dólares.
Se trata de una bolsa blanca de pequeñas proporciones, fabricada en ropa de fibra especial a prueba de fuego, con una cremallera de acero, diseñada especialmente para viajes espaciales, y que tiene impresas las palabras “lunar sample return”. Contiene restos lunares. Fue la bolsa que llevaba el astronauta Neil Armstrong cuando pisó por primera vez la Luna, durante la misión Apolo XI, en 1969. Al llegar a la superficie lunar, Armstrong se afanó en recoger muestras de polvo y rocas por si se abortaba abruptamente la misión, según explica Cassandra Hatton, especialista en souvenirs espaciales de Sotheby’s. A su llegada a la Tierra, el astronauta entregó el preciado tesoro al laboratorio de la NASA. Y se extravió.
En el año 2003, el FBI localizó los restos lunares en un garaje propiedad del gerente de un museo planetario de Kansas. Por confusión de inventario, la administración puso la bolsa a la venta y volvió a perder su rastro. Once años después, una pequeña casa de subastas intentó su venta.
Nancy Lee Carlson, fascinada por la misión Apollo XI, pujó por la bolsa en una subasta online posterior que había quedado desierta en tres ocasiones anteriores. Pagó 995 dólares en febrero del 2015.
Guardó la bolsa con el fino polvo gris de olor a pólvora en el armario de su dormitorio hasta que decidió enviarla a la NASA para verificar su autenticidad. El organismo gubernamental confirmó que procedía de la misión Apollo XI y decidió confiscarla como propiedad gubernamental alegando que pertenecía al “pueblo americano”. Los tribunales dieron la razón a Carlson el pasado diciembre: nunca debía haber salido de la NASA, pero ahora tenía dueña legítima. Sotheby’s no ha revelado el nombre de su nuevo propietario.
La NASA perdió el rastro del preciado tesoro, que fue comprado online por una fan del Apollo XI