No todos los reyes y princesas son reales
Esta semana Andrea
Janeiro Esteban ,la hija de la princesa del pueblo y reina de la televisión, ha cumplido 18 años y su rostro ha dejado de estar protegido por los píxeles que han garantizado su anonimato durante su minoría de edad. La hija de Belén Esteban y de Jesús Janeiro ha estado en boca de su madre desde el mismo momento de su nacimiento, fruto de la relación entre una entonces desconocida y tímida muchachita del popular barrio de San Blas (Madrid) que conoció al torero de Ubrique cuando este toreaba en Benidorm. Tras la faena en la plaza, llegó la faena en la cama y de aquellos polvos unos lodos que cimentaron la carrera televisiva de la madre y, al mismo tiempo, debilitaron la imagen pública del torero. Sea como fuere, aunque Andrea Janeiro ya tiene voz propia, por lo visto ha elegido el silencio. No es el caso de Cristiano Ronaldo y su tribu, que aumenta día a día y no es de extrañar, ya que la semillita del futbolista igual fecunda un vientre de alquiler que uno de compra. Recién nacidos sus gemelos, que hacen el número dos y tres de su descendencia, mediante el sistema de maternidad subrogada, el futbolista ha admitido, aunque indirectamente, que su novia, Georgina Rodríguez, está embarazada. Lo ha hecho durante su estancia en Eivissa, muy entretenida por cierto, donde ha vivido experiencias únicas, desde ver llegar una lancha de la Guardia Civil dispuesta a comprobar si la documentación del
Aya, el yate en el que navegaba toda la familia Aveiro Dos Santos, estaba en regla, hasta sumarse a la promoción del local del que dicen ser socios Pau Gasol, Rafa Nadal y Enrique Iglesias y que en realidad es propiedad de Abel Matutes jr., heredero de su padre, y homónimo, en el control de la isla de Eivissa convertida en el parque temático de los nuevos ricos que sólo gozan cuando su cuenta del restaurante supera en varios ceros el salario mínimo.
Mientras unos buscan tostarse al sol de Eivissa, otros eligen la tranquilidad de las brumas del norte. La familia real danesa ha protagonizado el posado más real de los últimos años, ya que ni la lluvia pudo impedir su tradicional cita con el desfile de caballos que todos los veranos se celebra en el castillo de Gråsten (Dinamarca). La reina Margarita, sin ningún complejo, lució un colorido chubasquero mientras la princesa María arruinaba su estilismo veraniego con un impermeable negro. No le pasará eso a la reina Letizia, cuya llegada a Mallorca con sus hijas se espera de hoy en siete y a quien el pasado miércoles se le vio besar el lignum crucis que se guarda en el monasterio de Liébana, en Cantabria. Tras el éxito del viaje al Reino Unido es bueno darle gracias a Dios.