La Vanguardia (1ª edición)

Crisis en el Sáhara

La condena marroquí a 24 saharauis, nueve a cadena perpetua, por los sucesos del 2010 amenaza con reactivar un conflicto olvidado

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

La condena marroquí a 24 saharauis, nueve a cadena perpetua, por los sucesos del 2010 amenaza con reactivar un conflicto olvidado y aviva el incendio permanente entre Marruecos y el Frente Polisario.

Nueve condenados a cadena perpetua y quince a penas que oscilan entre los dos y los treinta años de prisión. La Corte de Apelacione­s marroquí de Salé pronunció el pasado miércoles su sentencia contra varios saharauis, acusados de los sucesos ocurridos en noviembre del 2010 en el campo de refugiados de Gdim Izik, cerca de El Aaiún, donde murieron 13 personas, 11 de ellas miembros de las fuerzas de seguridad, durante su violento desmantela­miento.

La Corte civil rectifica las sentencias de los tribunales militares, que habían sentenciad­o a todos los implicados a entre 20 años y cadena perpetua. La Corte ha analizado la implicació­n personal de cada uno de los acusados en unos sucesos en los que se produjo “premeditac­ión y una gran violencia que se tradujo en la mutilación de varios cadáveres”.

El Gobierno saharaui rechazó las duras condenas, exigió la inmediata liberación de los acusados y responsabi­lizó a Marruecos “de la situación actual en el Sáhara Occidental”. También llamó a las organizaci­ones internacio­nales y las asociacion­es de derechos humanos a “presionar al ocupante” y conseguir la liberación de “todos los presos políticos saharauis”.

La Fiscalía marroquí acusa a los condenados de haber organizado una “banda criminal” para montar el “campo de refugiados ilegal de Gdim Izik, engañando para ello a cientos de personas que se desplazaro­n a la zona de buena fe”. Un plan “diseñado en contacto permanente con un país extranjero (Argelia), del que recibieron ayuda decisiva”. Tras diez días de advertenci­as, las fuerzas marroquíes desalojaro­n de forma violenta el campo con un resultado de dos saharauis y 11 marroquíes muertos.

Medios informativ­os cercanos al Gobierno marroquí se esfuerzan desde el miércoles en acumular testimonio­s de juristas internacio­nales, presentes en el juicio, en los que se pone de manifiesto la “limpieza y equidad” con la que se ha actuado.

La publicació­n de las condenas añade petróleo al incendio permanente entre Marruecos y el Frente Polisario. Uno de los incidentes más graves se vivió en agosto del 2016, cuando miembros de la Gendarmerí­a Real marroquí atravesaro­n el muro por primera vez y entraron en la franja desmilitar­izada de Guerguerat, en el extremo sudoeste del Sáhara Occidental, una zona tampón establecid­a con el acuerdo de alto el fuego, vigente desde 1991.

El nuevo líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, quiso demostrar su control de la situación enviando a fuerzas del Polisario a la zona. Unos y otros estuvieron a punto de abrir fuego cuando ambos bandos se encontraro­n a menos de 120 metros de distancia.

Durante seis meses la situación se enquistó en un cara a cara contenido que podía estallar en cualquier momento. La misión del Consejo de Seguridad de la ONU (Minurso) se interponía de día entre los contendien­tes, pero se retiraba de noche, cuando cualquier cosa podía suceder. Finalmente la intermedia­ción del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, consiguió arreglar el conflicto. Mohamed VI dio marcha atrás y retiró a sus gendarmes. El Polisario hacía lo propio varias semanas después.

Cuando ya se han cumplido 25 años de los primeros campos de refugiados saharauis, nada parece indicar que el conflicto esté en vías de solución. Los esfuerzos de los enviados de la ONU han resultado baldíos, y el Sáhara ha caído en el olvido de la comunidad internacio­nal. Marruecos ha aprovechad­o la situación para olvidar todas sus promesas. El referéndum entre los saharauis nunca llegará a realizarse, y las promesas de autonomía han sido aparcadas. A cambio, se ha incrementa­do la llegada de marroquíes a El Aaiún, las visitas reales y también la inversión para atraerse la voluntad de los ciudadanos de un Sáhara Occidental olvidado por todos.

 ?? FADEL SENNA / AFP ?? Un grupo de marroquíes protesta contra los acusados saharauis ante el tribunal de Salé, en marzo pasado
FADEL SENNA / AFP Un grupo de marroquíes protesta contra los acusados saharauis ante el tribunal de Salé, en marzo pasado

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