La Vanguardia (1ª edición)

La oposición polaca sigue el pulso en la calle

Walesa lidera en Gdansk la protesta, que crece por el país

- MACIEJ STASINSKI Varsovia. Correspons­al

Pese a la porfía del régimen nacionalis­ta de consumar su asalto al poder judicial, decenas de miles de polacos renunciaro­n ayer a deponer su protesta y siguieron ocupando plazas y calles en más de un centenar se ciudades. En Gdansk, cuna del sindicato Solidarnos­c, su legendario líder, Lech Walesa, primer presidente democrátic­o de la Polonia poscomunis­ta, acudió a un mitin multitudin­ario para unir su voz de rechazo a la de muchos miles de personas indignadas por la deriva autoritari­a y antieurope­a del Gobierno del partido Ley y Justicia.

“Nuestra generación logró sacar a Polonia del atolladero y construirl­a sobre la base de los tres poderes –dijo Walesa ante una muchedumbr­e que le vitoreaba cantando “¡Cien años viva!”–. No podemos permitir que nadie la destruya. En 1989 os entregamos una Polonia democrátic­a. Y vosotros ahora tenéis que usar todos los medios disponible­s para defenderla. Yo siempre estaré con vosotros pese a mi estado de salud”.

A nadie le sorprendió que el Senado polaco, tras otra sesión maratonian­a pero sin discusión seria, ratificara en la madrugada del sábado la aprobación por la Cámara de Diputados de la ley que suponía una brutal purga del Tribunal Supremo, así como su sometimien­to al control del Gobierno. Para Ley y Justicia, que tiene cómodas mayorías en ambas cámaras del Parlamento, las sesiones plenarias sólo sirvieron de coartada para demostrar que la letra de la democracia es respetada, es decir, que la oposición puede expresar su opinión. Pero el régimen nacionalis­ta impone sus proyectos de ley sin consultas públicas y saltándose los debates en comisiones parlamenta­rias previas.

De hecho el Gobierno, imbuido de su voluntad de dictar cualquier ley desde su posición de fuerza mayoritari­a, a la que ni la Constituci­ón limita en sus facultades legislativ­as, no pidió ni escuchó ninguna opinión expresada espontánea­mente dentro o fuera del Parlamento, fuese de la oposición o de gremios profesiona­les de académicos, jueces, juristas o expertos de derecho constituci­onal. Unánimamen­te denunciaro­n el carácter anticonsti­tucional del paquete de tres leyes que suprimen la independen­cia judicial. El régimen violó reiteradas veces incluso el reglamento parlamenta­rio para reducir al máximo el tiempo de intervenci­ón de diputados opositores a quienes expulsaba de la tribuna o desenchufa­ba los micrófonos.

El Gobierno hizo también oídos sordos a las advertenci­as de la Unión Europea y Estados Unidos de que ataque al poder judicial mina la democracia y el Estado de derecho.

Convertido­s en una tropa pretoriana marchando a las ordenes de su líder, Jaroslaw Kaczynski, los nacionalis­tas parecen decididos a ignorar también las masivas protestas a los largo y ancho del país. Son las mayores desde que llegaron al poder en el 2015. Su novedad más destacada ha sido la participac­ión masiva de la juventud, que hasta ahora observaba los forcejeos de los nacionalis­tas y la oposición liberal con notable reserva, como si de una lucha ajena, de viejos, se tratara.

En cambio, en todo el debate lo que ha brillado por su ausencia es la voz de la Iglesia católica, que en Polonia opina sobre asuntos públicos con frecuencia. Ni un obispo, ni la jerarquía en pleno, estimaron oportuno tomar la palabra. La actitud de los obispos hoy en día choca especialme­nte teniendo en cuenta que el papa Juan Pablo II, un auténtico icono reiteradam­ente invocado por los sacerdotes polacos como la máxima autoridad moral y espiritual, siempre defendió la pertenenci­a de Polonia a Europa, así como la democracia y el Estado de derecho como base de una sociedad moderna. “Un Estado de derecho consiste en que el poder máximo lo ostenta la ley y no el libre albedrío de los hombres”, escribía en su encíclica Centessimu­s annus de 1991, dos años después de la caída del régimen comunista.

La Iglesia católica ha optado por guardar silencio ante el ataque del Gobierno al poder judicial

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AGENCJA GAZETA / REUTERS Lech Walesa, líder de Solidarnos­c y expresiden­te de Polonia, se manifestó en Gdansk

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