Pasear el perro en pijama es lo más normal
Correr con el torso desnudo por los aledaños de la Casa Blanca es algo habitual, pero sólo los hombres. Las mujeres, todavía no. Pasear el perro en pijama por la noche es una práctica muy extendida de costa a costa. Las prendas deportivas ya son indumentaria cotidiana de cualquier actividad, excepto para los funcionarios y los ejecutivos, que no se permiten ni la manga corta. Entre los turistas que visitan en verano los museos son mayoría los que visten sin problemas pantalón corto y chanclas. En la ópera suele haber un contraste en la platea entre los y las que van vestidos exageradamente de gala y los que van tal cual a escuchar el Nessun dorma.
En 1986, nueve mujeres fueron arrestadas cuando hacían un picnic en topless en un parque de Nueva York. Así empezó el movimiento Topfreedom de mujeres que exigen poder mostrar sus pezones igual que los hombres. Los tribunales les dieron la razón, pero Estados Unidos es otra cosa.
La “indecencia pública” o la “conducta desordenada” son infracciones que se aplican con diferentes grados de rigor según el municipio, el condado o el estado, o las ganas que tenga el policía de turno de intervenir. Los estados más puritanos son Utah, Indiana y Tennessee, donde la vestimenta está más regulada, no se permiten ni siquiera transparencias. California y Florida son más liberales, pero en Los Ángeles está prohibido el topless, lo que ha provocado protestas hasta el punto de convertirse en tradicional la anual Go Topless Pride Parade en Venice Beach. La organización GoTopless ha catalogado 33 de los 50 estados donde se puede practicar topless en según qué lugares.
Con todo, las leyes son implacables en EE.UU. contra lo que se considera “conducta lasciva”. Una pareja que hacía el amor en una playa de Florida se enfrentó a 15 años de cárcel. Al final la sentencia quedó en dos años y medio. La prostitución callejera está muy perseguida, y el cliente puede verse condenado a tres meses de cárcel si le pillan haciendo una propuesta a una mujer vestida provocativamente que en realidad es una agente de policía. Le ha ocurrido en Washington hasta a políticos de la América profunda.