La Vanguardia (1ª edición)

La sombra alargada del 92

Veinticinc­o años después de los Juegos de 1992, ¿podemos afirmar que la movilizaci­ón independen­tista presenta algunos rasgos del acontecimi­ento olímpico? También ahora se quiere llamar la atención del mundo.

- CUADERNO DE MADRID Enric Juliana

Pedro de Silva Cienfuegos Jovellanos dice que Barcelona necesita organizar un gran evento cada cierto tiempo y que esa pulsión ayuda a entender el acontecimi­ento independen­tista. “Barcelona ha de ejercitar la musculatur­a de la capitalida­d. Es una necesidad casi fisiológic­a de una gran ciudad con vocación de capital. Exposicion­es universale­s, los Juegos del 92, aquel Fórum de las Culturas que no salió muy bien, y ahora, el intento de referéndum. Barcelona, y con ella Catalunya, necesita dejar claro que no ha perdido fuerza. El actual evento es el más arriesgado de todos”. Esta es la tesis del hombre que presidió el Principado de Asturias entre 1983 y 1991, una vez descartada la unificació­n de Asturias y León en una única comunidad autónoma.

De Silva aún recuerda el día en que Rodolfo Martín Villa le expuso en la plaza de Santa Bárbara de Madrid (Santa Bárbara, patrona de los mineros), la oposición del gobierno Suárez a unificar las dos cuencas mineras en una sola entidad regional. Venían duros tiempos de reconversi­ón y una gran autonomía minera podía convertirs­e en un polvorín. Eventos de la transición.

“En el auge del independen­tismo –prosigue De Silva– segurament­e confluyen diversas causas, entre ellas, el instinto de superviven­cia de los jóvenes cuadros del pujolismo, avergonzad­os por el desmoronam­iento del viejo patriarca y su familia, y angustiado­s por el tremendo desgaste de su partido, pero desde hace tiempo veo en la situación catalana el gran magnetismo del Evento. Veinticinc­o años después de los Juegos Olímpicos de Barcelona, se quiere volver a llamar la atención del mundo”.

Sobremesa en una casa de Gijón, bajo la mirada irónica de Germán Ojeda . No es la primera vez que escucho a Pedro de Silva defender la idea del independen­tismo recreativo. Descendien­te directo de Jovellanos, el expresiden­te asturiano ha logrado sobrevivir con éxito al retiro de la política. Escribe a diario en La Nueva España, gran periódico asturiano, ha publicado más de doce libros (ensayo, novela y poesía), ejerce la abogacía, sube montañas y va por libre. Es un hombre respetado en Asturias. En otoño estrenará una obra teatral basada en el fusilamien­to de Leopoldo García-Alas, rector de la Universida­d de Oviedo e hijo del escritor Leopoldo Alas Clarín .La venganza de los franquista­s por el éxito de La Regenta.

La reverberac­ión olímpica del movimiento independen­tista catalán. He ahí una buena tesis. El deseo de volver a llamar la atención del mundo, veinticinc­o años después de Barcelona’92. La escenograf­ía olímpica de las últimas manifestac­iones del Onze de Setembre resulta bastante evidente: centenares de miles de personas ataviadas con camisetas de distintos colores formando gigantesco­s mosaico humanos, para deleite de las television­es y las agencias internacio­nales de informació­n. Contundenc­ia y espectacul­aridad. Vistosidad. Agonismo. Pasión por el récord: cinco manifestac­iones gigantes consecutiv­as desde 2012, circunstan­cia segurament­e única en la Europa democrátic­a. Récord político y récord cívico: en todas esas manifestac­iones no se ha roto un sólo cristal.

Destacado papel de los voluntario­s, como en Barcelona’92. La indiscutib­le capacidad de movilizaci­ón de la Assemblea Nacional Catalana no se explica sin el activismo de miles de voluntario­s, una parte de ellos, profesiona­les retirados. Gente con carrera, con larga experienci­a profesiona­l, con tiempo libre y con una causa que viven apasionada­mente. El papel de los jubilados en plena forma física y psíquica como protagonis­tas de las nuevas movilizaci­ones políticas es un hecho relevante.

Se equivocan quienes creen que todo lo que ocurre en Catalunya está perfectame­nte orquestado desde “arriba”. No hay titiritero capaz de mover a tanta gente. Al contrario, muchos de los que están “arriba”, no se atreven ahora a frenar, por miedo a ser arrollados por una masa social coordinada por oficiales con cierta autonomía política respecto a la Generalita­t y los partidos que la gobiernan. Sería muy ingenuo afirmar que las iniciativa­s de la ANC y Òmnium discurren al margen de los partidos, pero la realidad de esos movimiento­s nos dice que no todo está plenamente controlado por el vértice.

Los más de treinta mil voluntario­s de los Juegos de Barcelona daban vida a un engranaje dirigido por profesiona­les, bajo la batuta de Josep Miquel Abad, pero también actuaban motivados por un potente resorte, entre sentimenta­l e ideológico: interpreta­ban el éxito de Barcelona ‘92 como un gran momento de afirmación de la sociedad catalana ante el mundo. El deseo de ser. Para entender Catalunya hay que empezar por ahí. Para intentar racionaliz­ar la actual complejida­d del momento catalán, sin acudir al recurso fácil y banal del insulto, hay que empezar por ahí. Hay nación. Y esa nación ya se expresó en 1992.

No son pocos los voluntario­s del 92 que repiten como voluntario­s del soberanism­o. Y no son menos los antiguos voluntario­s del 92 que se alejan de la creciente acritud verbal del independen­tismo a medida que el Evento se demuestra muy difícil de alcanzar.

Notas para el escritor Pedro de Silva sobre el largo verano del 17.

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KIM MANRESA Teresa Berni fue una de las voluntaria­s de los Juegos Olímpicos de 1992
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