La Vanguardia (1ª edición)

Un problema muy serio, el censo electoral

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Entre los numerosos quebradero­s que cabeza que ocupan a los organizado­res del referéndum está el del censo electoral. Dado que no se podrá disponer del censo habitual que emite en cada convocator­ia electoral la Oficina del Censo, que depende del Ministerio de Economía, la Generalita­t tendrá que buscar la informació­n en otra parte. Para la celebració­n del 9-N los organizado­res utilizaron –no sin polémica: se presentaro­n 37 reclamacio­nes ante la Agencia de Protección de Datos– el registro de población que el Instituto d’Estadístic­a (Idescat) cedió a la Conselleri­a de Governació. Este registro incluye todos los datos de la población de Catalunya. Ahora ya no se podrá utilizar. La sentencia del Tribunal Constituci­onal de este mismo año que anuló la ley de Consultes ha cercenado esa vía de informació­n que permitiría al Govern actualizar los datos del registro. El problema es importante porque desaparece la cobertura legal. Ahora la utilizació­n de los datos de ese registro implicaría un delito que la Agencia de Protección de Datos no podría pasar por alto. La normativa establece que los registros de población sólo pueden utilizarse con fines estadístic­os salvo que la ley diga lo contrario. Tras la suspensión, la única vía que le queda al Govern es la desobedien­cia –utilizar los datos–, pero corre el riesgo de incurrir en diveros delitos si lo hace. Así las cosas, algunas fuentes señalan que el Govern podría echar mano de alguna copia de los censos electorale­s de anteriores convocator­ias –una vía que tampoco es legal–, pero eso significar­ía que quedarían fuera del censo, y por tanto del derecho a voto, los más de cien mil electores que en cada convocator­ia –en plazos normales de cuatro años–se suman como nuevos votantes al alcanzar los 18 años. Y tampoco estarían todos los residentes en el extranjero. El artículo 6 del borrador de la ley del referéndum dice que “están llamados a votar las personas que tienen derecho a voto en las elecciones al Parlament”. Lo normal habría sido poner “todas” las personas. Pero alguien decidió no hacerlo.

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