El guitarrista de ‘Graceland’
En 1986 Paul Simon editó el disco más importante de su carrera en solitario y también uno de los más célebres de la década. Graceland, como se tituló, era una apuesta original y rompedora ya que Simon se rodeó de músicos africanos, artistas de gran renombre pero que no habían traspasado las fronteras del continente. Uno de los puntales fue el sudafricano Ray Phiri, un gran guitarrista de jazz, que dejó una original impronta en el disco.
Phiri tocó en los arreglos de los temas más conocidos. Es el punteo de guitarra tan pegadizo en la canción que da título al disco y en Diamonds on the sole of her shoes. También fue el encargado de tocar y hacer los arreglos instrumentales en You can call me Al y Under African skies, los otros dos singles.
La guitarra de Phiri, alegre, muy presente pero nunca por encima del resto de instrumentos, fue uno de los mayores aciertos de Simon a la hora de seleccionar al grupo que le acompañaría. El cantante norteamericano había viajado hasta Sudáfrica en 1985 para informarse e impregnarse de la música que se hacía allí y en otros países de la zona.
Sabía que había buenos profesionales en Johannesburgo, pero debido al boicot mundial contra el apartheid, estaban aislados y lejos del circuito musical. Casi nada se sabía de ellos fuera de sus fronteras. Pero eso estaba cambiando. Poco antes, Mick Fleetwood, el batería de Fleetwood Mac, había hecho un experimento similar en su primer disco en solitario, aunque sin éxito.
Cuando le presentaron a Simon, Phiri era ya un artista reconocido. Había llegado con veinte años y una guitarra a Johannesburgo y tras pasar por otras bandas, había formado el grupo Stimela (que significa tren de vapor), donde mezclaban jazz con mbaqanga, un estilo de música de raíces zulúes.
Phiri era el compositor, guitarrista y a veces cantante del grupo. Muy reivindicativo, algunas
Phiri impregnó con sus originales arreglos de música zulú el famoso disco de Paul Simon
de sus canciones habían estado prohibidas por sus alegatos a favor de la libertad. Pese a todo, el primer disco de Stimela, en 1984, había sido un éxito a nivel local y llegó a oídos de Simon.
Tras unas grabaciones de prueba en Johannesburgo, se lo llevó a Nueva York para grabar junto a otros músicos, como el trompetista Hugh Masekela y las voces de Ladysmith Black Mambazo. El resultado se convertiría en el fenómeno musical del año. Graceland vendió catorce millones de copias y ganó dos Grammy. En Sudáfrica incluso superó el récord de ventas que tenía el Thriller de Michael Jackson.
La compenetración con Phiri fue tan buena que Simon le pidió que volvieran a colaborar en el siguiente proyecto, The rhythm of the saints, donde intentaba repetir la fórmula. Pero esta vez Simon buscó acercarse también al mundo musical latinoamericano. El resultado no era despreciable, pero dado el precedente, se consideró un relativo fracaso.
Phiri participó en las giras de aquellos dos discos y después mantuvo una exitosa carrera con Stimela, pero nada comparado a lo que había vivido. El verano del 2012 se volvió a reunir con Simon en una serie de conciertos para celebrar los 25 años de Graceland.
Tras conocer su muerte, el pasado día 12, a consecuencia de un cáncer, el Congreso Nacional Africano, el partido de Nelson Mandela, recordó que Phiri “era la voz de la gente sin voz y una leyenda que agitó la conciencia de libertad a través de su música”.