La Vanguardia (1ª edición)

Las 6.000 llaves de Cobi

Jordi Suari abrió y echó el cerrojo a la Vila Olímpica: se encargó de comprobar que funcionara­n las cerraduras de viviendas y trasteros

- SANTIAGO TARÍN Barcelona

Para hacer determinad­os trabajos hay que ser muy paciente. Jordi Suari tiene todo el aspecto de serlo. Sólo así se explica que repasara concienzud­amente las cerraduras y cerrojos de 1.996 pisos y más de 4.000 trasteros de la Vila Olímpica. En total, comprobó el funcionami­ento de más de 70.000 llaves (porque también había duplicados). Luego, con 6.000 de ellas fabricó un Cobi del tamaño de una persona que puede verse en el escaparate de su empresa.

Quince días antes de la inauguraci­ón de los Juegos, a Jordi Suari le llamaron para que cumpliera una tarea: comprobar que todas las llaves de la Vila Olímpica (originales y duplicados) funcionaba­n correctame­nte. Un trabajo de chinos, que llevó a cabo metódicame­nte en interminab­les jornadas, donde no contaba si era mañana, tarde o noche. Para cuando llegaron las delegacion­es, todo estaba listo. Tan sólo plantearon problemas Boris Becker y Steffi Graf, quienes no querían que seguridad tuviera copia y optaron por irse a hoteles. Y una sola salvaguard­a: el equipo israelí se ocupó de su propia seguridad.

Al acabar las competicio­nes, se cambiaron todas las cerraduras, cerrojos y llaves, para que las de los propietari­os de los pisos fueran nuevas. Otra vez el mismo proceso. Cuando concluyó, las llaves antiguas quedaron amontonada­s, y Suari pidió al COOB’92 quedársela­s, cosa que le concediero­n. Y entonces hizo algo insólito.

Soldando las llaves construyó una maqueta de la Vila Olímpica, de 5x6 metros; y una Petra y un Cobi de tamaño humano. Para ello usó unas 37.000 piezas. Tardó tiempo, hasta 1995 no estuvieron concluidas. Eran estructura­s de grandes dimensione­s y pesadas, forjadas al vacío, sin relleno, que permiten ver cada parte y cómo están engarzadas. Jordi Suari ofreció su Cobi al Museu Olímpic de Barcelona, pero su gran volumen impedía acomodarlo allí. Luego al Barça, que quería exponerlo al aire libre, lo que requería modificarl­o y darle una imprimació­n. No quiso. No quería ninguna contrapres­tación económica, pero si que se viera tal como eran y fuera expuesto dignamente. Así que destruyó Cobi, como antes lo hizo con Petra y con la maqueta.

Entonces su esposa le animó y volvió a fabricar otro Cobi. Con 6.000 llaves de la antigua Vila forjó una nueva escultura, y la mascota de Barcelona’92 renació igual que la anterior, con sus brazos abiertos, acogiendo a los visitantes de la ciudad.

Esta semana, Suari ha sacado a Cobi del escaparate que es su vivienda, en su negocio de la calle Sant Antoni Maria Claret, y ha posado con él en la acera para la foto de esta página. La gente se para y comenta sus recuerdos de aquellos días olímpicos. Él, que se puede decir que fue quien abrió y echó el cerrojo a los Juegos, comenta: “Luego te das cuenta de que has vivido algo importante”.

 ?? INMA SAINZ DE BARANDA ?? Jordi Suari posa frente a su negocio en Barcelona, con el Cobi que construyó con las llaves olímpicas
INMA SAINZ DE BARANDA Jordi Suari posa frente a su negocio en Barcelona, con el Cobi que construyó con las llaves olímpicas

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