Un nuevo (y acertado) giro de guion

Las secuelas siempre dan un poco de recelo. ¿Se han concebido sólo para alargar el éxito (y el beneficio económico) de una serie popular o realmente había un filón dramático que explotar en uno de sus personajes secundarios? Frasier y Better call Saul son quizás dos de los casos más indiscutibles en que quedó justificado alargar el universo de una ficción televisiva, y desde este año es de justicia añadir The good fight, la serie derivada de The good wife que protagoniza Christine Baranski, más conocida como Diane Lockhart. La veterana actriz de 64 años no sólo ha confirmado que parte del éxito de la serie original era también suyo, sino que con su elegante sonrisa ha logrado incluso que no añoremos a Alicia Florrick.

En realidad, la continuidad entre ambas series es mucho más manifiesta que en los casos antes mencionados de Frasier o Better call Saul. The good wife nos tenía acostumbrados a unos giros de guion, siempre sorprendentes y nunca forzados en demasía, de modo que ahora The good fight parece sólo un giro más. Y también coinciden ambas series en mostrarse pegadas a la actualidad, empezando por la llegada de Trump a la Casa Blanca, factor que aprovecha la serie desde la brillante escena inicial del piloto.

A Diane también le acompañan en esta nueva aventura Lucca Quinn (Cush Jumbo) y la británica Rose Leslie (la salvaje del norte Ygritte en Juego de tronos) en el papel de la recién llegada Maia Rindell. Juntas forman un potente trío de carismáticas protagonistas que tienen en común haber sabido salir adelante en condiciones adversas (como Alicia Florrick), lo que parece ser el motor real de ambas series. Los creadores Robert y Michelle King han vuelto a demostrar su maestría a la hora de crear personajes femeninos de gran calado.