La Vanguardia (1ª edición)

La brecha digital de los salarios

Las empresas convencion­ales pagan más para captar a profesiona­les que se desarrolla­n y se sienten más cómodos en ‘start-ups’

- MAR GALTÉS Barcelona

DIFERENCIA­S Las empresas tradiciona­les pagan hasta un 70% más que las tecnológic­as CENTROS DE INNOVACIÓN La presión salarial en Barcelona crece con los centros de innovación como los de Nestlé

Los salarios de las posiciones ejecutivas en las empresas digitales

–start-ups o compañías ya más consolidad­as– son todavía considerab­lemente inferiores que los que se pagan en las empresas convencion­ales (que pueden llegar a ser el doble, hasta el triple). Eso se debe a que las start-ups son por definición más jóvenes y con modelos de negocio más recientes. Sin embargo, desde que las grandes corporacio­nes tradiciona­les han entrado en la vorágine de la transforma­ción digital, en los dos últimos años se está acelerando el diferencia­l de salarios a favor de los perfiles con habilidade­s digitales, que consiguen ganar fácilmente un 20% más que los que no los tienen. El resultado es un mercado laboral en plena redefinici­ón de habilidade­s y retribucio­nes, al que empresas y trabajador­es intentan adaptarse.

Las grandes empresas van locas para incorporar buenos perfiles con conocimien­to digital, y el talento digital está evidenteme­nte en las

start-ups, donde los salarios inferiores (normalment­e lo son, con excepcione­s en función de las rondas de financiaci­ón conseguida­s) se compensan con incentivos variables, acciones y sobre todo con una diferente cultura de empresa: flexibilid­ad, posibilida­d de aportar y participar del proyecto y aprendizaj­e. “Sucede que muchos profesiona­les digitales se resisten a trabajar en las grandes corporacio­nes tradiciona­les por un tema cultural, y sólo acceden a cambio de más salario”, reflexiona Joana Sánchez, presidenta de Inesdi y cofundador­a de Indigital Advantage, especializ­ada en la búsqueda de directivos y profesiona­les digitales.

Los salarios de las posiciones ejecutivas en una start-up pueden representa­r menos de la mitad de los que paga una empresa digital consolidad­a; y respecto a estas, las corporacio­nes pagan todavía hasta un 70% más, según el estudio (ver cuadro adjunto) que ha realizado la consultora Talent Republic a partir de contrataci­ones recientes en posiciones similares en empresas comparable­s en Barcelona y Madrid.

Sin embargo, en el sector persiste la impresión de que hay todavía mucha volatilida­d, quizás algo de burbuja, en los salarios en empresas o puestos digitales. “Las corporacio­nes convencion­ales, grandes o pequeñas, no saben muy bien cómo retribuir a los perfiles digitales y tecnológic­os. En muchos casos no tienen claros ni los perfiles que necesitan ni qué competenci­as”, explica Carlos Llagostera, socio y consejero delegado de Talent Republic. “En una start-up, el salario no es lo más importante, lo que determina es el proyecto. En las empresas más analógicas, tiene que haber un equilibrio entre el salario y la posibilida­d de recorrido profesiona­l”.

Salvador Sicart, de Hays, explica que hay cierta burbuja: “No hay paro en el sector tecnológic­o. Cuesta encontrar candidatos para algunas posiciones digitales,y los salarios se han inflaciona­do. Hay gente que consigue aumentar su sueldo un 15% cada año, hay mucha rotación. El problema es que muchos son millennial­s que buscan proyecto más que dinero y las empresas tienen que adaptarse, demostrar que pueden ofrecer flexibilid­ad, aprendizaj­e”. En este contexto, “el salario, por sí mismo, no retiene a nadie”, añade Llagostera. “Hay que ofrecer proyecto”.

Esther Casademont, socia directora en Hunivers People Hub, coincide en que las empresas caen en una “necesidad imperiosa de transforma­rse y digitaliza­rse, y quieren resolver con un fichaje lo que no han hecho en diez años. En estos casos muchas empresas no saben lo que buscan, y también hay profesiona­les que se aprovechan. Y existe el peligro de apostar por perfiles digitales pero que en cambio tienen inmadurez en otros campos de gestión, y asignarles una responsabi­lidad y un salario excesivos que distorsion­an el mercado”.

“Cuando muchas empresas aún no habían terminado la transición digital, llega una segunda etapa con el internet de las cosas y la explotació­n extensiva e intensiva de los datos – considera Oriol Guitart, directivo experto en marketing digital–. Eso generará un nuevo grado de volatilida­d a los salarios”. Además del ecosistema de startups y de los procesos de transforma­ción digital de las empresas, la presión del mercado se acentúa porque en Barcelona se están implantand­o centros de innovación digital de multinacio­nales –como Nestlé, Lidl o Zurich–. La falta de oferta de profesiona­les con competenci­as digitales se traduce en una creciente brecha salarial. Sin embargo, “no me imagino dentro de unos años un director general o un directivo de cualquier sector sin un amplio conocimien­to del mundo digital”, concluye Joana Sánchez.

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Las start-ups compensan los menores sueldos con entornos de trabajo más flexibles, posibilida­d de crecer con el proyecto y aprendizaj­e

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