Mohamed: “Lo difícil es convivir con gente que ha matado”
Mohamed tiene 36 años y no recuerda claramente qué tiene, porque la coca le ha dejado con fallos de memoria. No explica qué le llevó a prisión. Pero sí sabe que toma dos pastillas, un antipsicótico y un relajante para dormir, y que cada tres semanas tiene visita con el psiquiatra. Él personifica la experiencia de Brians en la vida normal de la prisión. “Trabajo en el taller donde hacemos botones elevalunas. De 3 a 5, en el polideportivo... Aquí no me drogo. Luego, al salir, te expones otra vez, por eso te preparas. Lo más difícil es la convivencia. Aquí hay gente que ha matado, que ha violado ”.