“Cuando seáis felices”
A la semana de enfermar, Alejandro apenas podía hablar. Sus oficiales acudieron ante él, que entregó a Pérdicas, su primer guardaespaldas, su anillo de regente. Cuando le preguntaron quién heredaba dijo: “El más fuerte”. Cuando le preguntaron cuándo quería recibir los honores, añadió, con misterio: “Cuando seáis felices”. Ahí empezaron las disputas por su legado.