Cuenta atrás para la reducción de la demanda mundial de petróleo
Goldman Sachs estima que la bajada del consumo comenzará a partir del 2024
Si el consejero delegado de la sexta petrolera del mundo confiesa que su próximo coche “será eléctrico”, es legítimo cuestionarse el futuro del petróleo. Ben Van Beurden, máximo ejecutivo de la holandesa Royal Dutch Shell, ya sacudió al sector al asegurar hace unas semanas que “la transición energética es imparable” y al pronosticar que el llamado “pico de la demanda” de crudo se alcanzará entre el 2025 y el 2030.
La última salida de tono del directivo sobre sus futuras preferencias automovilísticas confirma lo que desde hace tiempo se comenta en la industria: el mundo comenzará, de forma paulatina, a consumir cada vez menos petróleo. A partir de cuándo, es la gran incógnita. Pero podría ser antes de lo que se piensa. Esta semana el banco de inversión Goldman Sachs ha fijado una fecha concreta: el 2024. Un horizonte temporal que coincide con el pronosticado por la compañía noruega Statoil y por la consultora BCG, que acaba de sumarse al coro, al situar el cambio de ciclo del petróleo en este idéntico arco de tiempo debido a la adopción acelerada de coches eléctricos y un menor crecimiento en Asia. Pero también por unos aumentos de la eficiencia y de la substitución del crudo por el gas natural. Por ejemplo, aunque la economía de EE.UU. haya crecido en términos reales un 12% desde el 2007, el consumo de energía primaria ha caído un 3%: la dependencia del petróleo disminuye.
La investigación de Goldman Sachs maneja un escenario en el que la flota global de vehículos eléctricos podría dispararse de los actuales dos millones hasta los 83 millones para el 2030. “Si los fabricantes pueden lograr estos objetivos, entonces la demanda de petróleo alcanzará su punto máximo y luego disminuirá rápidamente”, dijo Alan Gelder, de la división de refino y productos químicos de Wood Mackenzie.
De acuerdo con un estudio de Bloomberg Energy Finance, gracias a la disminución del coste de las baterías, los vehículos eléctricos serán tan asequibles como los
Shell, Statoil y la consultora BCC también fijan el declive entre el 2025 y el 2030
El desarrollo del coche eléctrico y la mayor eficiencia contribuyen al cambio
de motor de combustión en los próximos diez años. La apuesta de las grandes marcas (Volvo anunció que sólo venderá híbridos o eléctricos a partir del 2019), la lucha contra el cambio climático y las emisiones de gases contaminantes y la ralentización de la economía de China hacen pensar que, en un futuro próximo, habrá menos apetito por el oro negro.
En la última reunión del cartel de la OPEP de hace unos días este argumento, lejos de representar un tabú, estuvo presente en los debates. El tema ya no es si el petróleo algún día se acabará, sino a partir de cuándo se demandarán menos barriles. En una industria en la que las inversiones tardan más de una década en ver la luz, la posibilidad de que el consumo de crudo se reduzca en ocho años representa un jarro de agua fría.
Sin embargo, hay que reconocer que no hay consenso unánime. Chevron y Exxon, así como el Departamento de Energía de EE.UU., no ven en sus previsiones ningún pico de la demanda. BP, Total y la influyente Agencia Internacional de la Energía sí reconocen que habrá un declive, pero que este no llegará antes del año 2040. Precisamente la fecha a partir de la cual el Reino Unido y Francia han declarado su prohibición a la venta de los coches con motores de combustión interna.
En todo caso, para los países de Oriente Medio, que basan sus economías en el petróleo (en el caso de Arabia Saudí y Kuwait representa el 90% de sus ingresos), no son buenas noticias. “Si tienes reservas de crudo por 100 años, entonces que te queden 25 años de negocio es muy poca cosa”, dijo Martijn Rats, analista de Morgan Stanley.
Gonzalo Escribano, director del programa Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano, reconoce que este contexto representa un escenario muy delicado para los países de la OPEP. “Hay que pensar que después del pico puede producirse un valle o dar lugar a una meseta. No necesariamente será algo abrupto. Ahora bien, si el cartel aprieta mucho para subir los precios, la industria del fracking de EE.UU. se los va a comer y además van a estimular el negocio de la movilidad alternativa”. “Si los precios vuelven a superar los 100 dólares, entonces el pico de la demanda no será una probabilidad, sino “una certeza”, recalcan en BCG. La cuenta atrás ha comenzado.