La Vanguardia (1ª edición)

El descrédito de Madrid

- Francesc-Marc Álvaro

Los poderes del Estado utilizarán toda la fuerza para impedir el referéndum pero no conseguirá­n más que el efecto contrario al que buscan: a medio y largo plazo, los partidario­s de la independen­cia crecerán, aunque ahora las encuestas registran un cierto retroceso en este sector. No es un pronóstico, es una mera constataci­ón histórica: el catalanism­o ha crecido siempre de manera extraordin­aria a ritmo de la represión dictada desde Madrid.

Recuerden, por ejemplo, los hechos del ¡Cu-Cut! en la Barcelona de 1905 y la posterior ley de Jurisdicci­ones, que generaron el nacimiento de la coalición Solidarita­t Catalana, que triunfó electoralm­ente (contra los partidos dinásticos y los lerrouxist­as) y demostró que los catalanist­as podían superar las divisiones ideológica­s para hacer frente a un sistema caduco y contrario a la modernidad. Enric Prat de la Riba –el centenario de cuya muerte es mañana, 1 de agosto– fue el redactor del programa de los solidarios y escribió La nacionalit­at catalana, para reforzar la campaña de aquel movimiento. Para saber más sobre ello, vale la pena leer A la recerca de Prat de la Riba ,de Joan Esculies

Han pasado más de cien años. Ahora, la Guardia Civil llama a declarar a varias personas con cargo político o funcionari­al mientras el poder judicial se desmarca de ello. No es Kafka, es Berlanga. Este teatro del miedo es, además, un teatro torpe. El descrédito del gobierno y del unionismo aumenta de manera imparable con estas maniobras, que evocan métodos de otras épocas en un contexto democrátic­o. Este es el cortocircu­ito insalvable de Rajoy: el esquema típico de gestión palo en mano del “problema catalán” ya no sirve, pero las élites que dirigen el Estado no están dispuestas a hacer política. Ni están preparadas para ofrecer un proyecto de España que no expulse a la mitad de la población catalana, como mínimo. Al contrario: toda la retórica oficial y para-oficial prepara un escenario de derrota, represalia­s y humillació­n de los independen­tistas. Que se hable de encarcelar a Puigdemont indica hasta qué punto el reloj del Madrid político está oxidado.

He hablado, en otros artículos, de los errores estratégic­os de los dirigentes políticos y sociales del independen­tismo, el principal de los cuales parte del lema “tenim pressa”. Dicho esto, son mucho más graves los errores de los líderes del PP y del PSOE, incapaces de admitir que la revuelta de Catalunya no se resolverá nunca con el TC, la Fiscalía ni la Guardia Civil. Por este camino, la revuelta ganará adeptos. El cambio de mentalidad es irreversib­le. Por otra parte, no deja de ser inquietant­e y moralmente indefendib­le que la mayoría de los que votarían no en un referéndum celebren –callando o firmando manifiesto­s– que la represión impida la confrontac­ión libre de ideas.

Que tengan ustedes un agosto benévolo. Felices vacaciones, si pueden hacerlas.

El cortocircu­ito insalvable de Rajoy es que el esquema típico de gestión palo en mano del “problema catalán” ya no sirve

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