Rusia advierte que las sanciones son una declaración de “guerra comercial”
La UE, satisfecha porque Washington consultará estas decisiones con sus aliados
Donald Trump no es el único líder que utiliza las redes sociales para verter críticas contra los que considera sus adversarios, estén en casa o en el extranjero. El primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, recurrió ayer a Facebook para afirmar que las sanciones que Washington va a aprobar contra Moscú suponen una declaración de una “guerra comercial” que podría durar “décadas” y el “fin a cualquier esperanza de una mejora de las relaciones con el nuevo Gobierno de Estados Unidos”.
Las acusaciones llegaron al día siguiente de que Trump promulgase la ley que ha impulsado la Cámara de Representantes para castigar a Rusia por su intervención en las elecciones norteamericanas y su papel en la guerra de Ucrania. A pesar de no estar de acuerdo con la medida, el presidente estadounidense ha tenido que aprobarlas ante el amplio apoyo que han generado entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano, lo que según Medvédev, demuestra su “total impotencia” en este asunto.
El objetivo inicial de Trump era levantar las sanciones que su antecesor, Barack Obama, había impuesto a Moscú tras la adhesión de Crimea. Pero la nueva norma limita su capacidad de hacerlo, porque para ello necesitará el visto bueno del Congreso. Es la prueba, según el jefe del Gobierno ruso, de que “la clase dominante ha derrotado completamente a Trump” para “ponerle en su sitio”. De hecho, vaticina que los legisladores estadounidenses se enfrentarán más veces con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, con el único objetivo de “apartarle del poder”. Medvédev cree que las nuevas sanciones son incluso más duras que las restricciones que Estados Unidos impuso en 1974 para comerciar con la Unión Soviética.
También un portavoz del Kremlin hizo referencia ayer al castigo de Washington. “Vemos como miope, ilegítima y sin perspectivas esa política y estamos dispuestos a defender nuestros intereses”, dijo. Moscú ya anunció la semana pasada que 755 funcionarios de la embajada de EE.UU. en Moscú deberán terminar sus actividades a partir del 1 de septiembre.
Quien sí está satisfecha por las modificaciones que han acabado introduciendo en la ley los legisladores de EE.UU. es la Unión Europea. En un principio, el texto pretendía sancionar no sólo a Moscú, sino también a todas aquellas empresas que cooperaran con Rusia en desarrollar, mantener o modernizar sus gasoductos.
Esto podría haber afectado, sobre todo, a las compañías alemanas que colaboran con Gazprom para desarrollar el Nord Stream 2, una tubería para llevar gas desde Rusia hasta Alemania, evitando países como Ucrania o Polonia. Y en general, podría haber perjudicado a los intereses energéticos de la UE. Sin embargo, “el Congreso de EE.UU. se ha comprometido ahora a aplicar las sanciones tras consultar con sus aliados”, celebró el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Bruselas cree que “esto es una buena señal”, porque habrá menos proyectos europeos que puedan verse “potencialmente afectados”. Aun así, Juncker alertó de que sigue en pie su amenaza de sancionar a Washington si la UE se acaba viendo finalmente afectada por su castigo a Rusia.