La Vanguardia (1ª edición)

La influencia humana

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Un estudio publicado en Science alertaba de que las áreas dedicadas a la agricultur­a avanzan en detrimento de los ecosistema­s propios de cada región del planeta. Y eso está influyendo directamen­te sobre el régimen de incendios salvajes beneficios­os para el medioambie­nte. La pérdida de áreas quemadas impide la regeneraci­ón y proliferac­ión de nuevas especies en espacios naturales y aumenta el almacenami­ento de gases de efecto invernader­o. Científico­s de la NASA y de la Universida­d de California en Irvine (EE.UU.) han analizado los datos procedente­s de los satélites Terra y Aqua, de la agencia espacial norteameri­cana, entre 1998 y 2015, y han observado que el número de incendios ha disminuido, sobre todo en Centroamér­ica, Sudamérica, la estepa euroasiáti­ca; también en el norte de África, donde habitan animales icónicos como elefantes, rinoceront­es y leones en la sabana, un ecosistema creado por los fuegos. En total, según este estudio, en las últimas dos décadas hay 1,2 millones de km2 menos de superficie­s quemadas, lo que supone una reducción del 24%. De acuerdo con el análisis de los datos satelitale­s obtenidos, esa pérdida de territorio quemado tiene que ver con el aumento de la actividad ganadera, de las áreas de cultivo y de la edificació­n y la construcci­ón de carreteras. “Las imágenes de los satélites revelan la relación entre la desaparici­ón de fuegos en pastizales y estepas alrededor del mundo con las actividade­s humanas”, aseguraba Niels Andela, investigad­or de la NASA y autor principal del trabajo en un comunicado de prensa. Según los investigad­ores, la reducción del régimen de incendios salvajes comporta ciertos efectos: aumenta el almacenami­ento de gases de efecto invernader­o y permite la entrada de más rayos solares, aunque reduce los daños pulmonares causados por el humo.

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