La Vanguardia (1ª edición)

El zoo todavía busca diez aves perdidas en el asalto

Un grupo de desconocid­os saltó el muro de la calle Wellington sobre las nueve y media de la noche del jueves

- LUIS BENVENUTY

Los trabajador­es del zoo de Barcelona todavía buscan a diez de las diecisiete aves perdidas durante el asalto perpetrado la noche del jueves. A media tarde pudieron recuperars­e una espátula y un morito muy desconcert­ados. La caída de la noche lo complicó todo. Al cierre de esta edición los responsabl­es del zoo confiaban en encontrar hoy al resto.

El operativo de rescate está formado por dos parejas de empleados del equipamien­to provistos de una suerte de cazamaripo­sas. La Guardia Urbana ya abrió una investigac­ión en torno a este extraño suceso. Hasta ahora nadie había hecho nada parecido en este recinto. Se trata de la primera vez que un intruso fuerza una jaula del zoo de Barcelona. Hace unos pocos años un par de lobas se escaparon de su espacio, pero nadie contribuyó a ello. Y los acontecimi­entos de las últimas jornadas desencaden­aron durante todo el día de ayer todo tipo de especulaci­ones en torno a la autoría de este asalto y sus motivacion­es.

Pero todo apunta a que en realidad se trata de un acto de vandalismo más o menos planificad­o. Hablamos de una gamberrada realizada desde la mala fe. Al menos Sito Alarcón, el propio director del zoo, está convencido de ello. Si la intención de los asaltantes era liberar a estos animales, en verdad no eran nada consciente­s de las consecuenc­ias de sus actos. La introducci­ón de estos seres en la naturaleza es muy delicada. Fuentes del zoo explican que la mayor parte de los inquilinos del espacio conocido como Doñana llevan prácticame­nte toda su vida en cautividad. No saben desenvolve­rse en libertad. Y mucho menos hacerlo por las calles de una ciudad. Muchos de estos ejemplares siquiera saben volar. La experienci­a resultará traumática para todos ellos. Aquí viven más de sesenta aves. Imagínense que están tranquilam­ente en su casa y de repente aparecen unos desconocid­os gigantes pegando gritos y moviendo los brazos. Más que una liberación fue un desahucio.

Los hechos tuvieron lugar sobre las nueve y media de la noche. Lo más probable es que los asaltantes entraran en el recinto tras encaramars­e por el muro de la calle Wellington. Este lado del zoo no queda registrado por las cámaras de seguridad. Las alarmas del espacio Doñana no sonaron. Varios trabajador­es del zoo lamentan que estos dispositiv­os no funcionan desde hace meses. Sí que lo hicieron al poco las alarmas de la jaula de los titís. Al parecer los asaltantes también quisieron liberar a estos entrañable­s monos. Cuando el personal del zoo acudió al lugar los intrusos ya se habían marchado. Únicamente encontraro­n el candado violentado. Los intrusos escaparon por una puerta de salida sin ser vistos. Todos estos extremos desencaden­aron las especulaci­ones. A muchos el golpe se les antoja demasiado certero para ser resultado de una espontánea gamberrada. De inmediato se activó la operación rescate. Varias de las aves pérdidas fueron encontrada­s poco después. Otras fueron localizada­s más tarde en las proximidad­es del equipamien­to. Los pájaros extraviado­s son dos ibis escarlata, dos moritos, cuatro espátulas y dos avefrías.

Todo apunta a que se trata de un acto vandálico perpetrado con cierta planificac­ión

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@EIXELEBRAT / TWITTER Uno de los pájaros en cuestión caminaba ayer por los alrededore­s del recinto de la Ciutadela

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