El zoo todavía busca diez aves perdidas en el asalto
Un grupo de desconocidos saltó el muro de la calle Wellington sobre las nueve y media de la noche del jueves
Los trabajadores del zoo de Barcelona todavía buscan a diez de las diecisiete aves perdidas durante el asalto perpetrado la noche del jueves. A media tarde pudieron recuperarse una espátula y un morito muy desconcertados. La caída de la noche lo complicó todo. Al cierre de esta edición los responsables del zoo confiaban en encontrar hoy al resto.
El operativo de rescate está formado por dos parejas de empleados del equipamiento provistos de una suerte de cazamariposas. La Guardia Urbana ya abrió una investigación en torno a este extraño suceso. Hasta ahora nadie había hecho nada parecido en este recinto. Se trata de la primera vez que un intruso fuerza una jaula del zoo de Barcelona. Hace unos pocos años un par de lobas se escaparon de su espacio, pero nadie contribuyó a ello. Y los acontecimientos de las últimas jornadas desencadenaron durante todo el día de ayer todo tipo de especulaciones en torno a la autoría de este asalto y sus motivaciones.
Pero todo apunta a que en realidad se trata de un acto de vandalismo más o menos planificado. Hablamos de una gamberrada realizada desde la mala fe. Al menos Sito Alarcón, el propio director del zoo, está convencido de ello. Si la intención de los asaltantes era liberar a estos animales, en verdad no eran nada conscientes de las consecuencias de sus actos. La introducción de estos seres en la naturaleza es muy delicada. Fuentes del zoo explican que la mayor parte de los inquilinos del espacio conocido como Doñana llevan prácticamente toda su vida en cautividad. No saben desenvolverse en libertad. Y mucho menos hacerlo por las calles de una ciudad. Muchos de estos ejemplares siquiera saben volar. La experiencia resultará traumática para todos ellos. Aquí viven más de sesenta aves. Imagínense que están tranquilamente en su casa y de repente aparecen unos desconocidos gigantes pegando gritos y moviendo los brazos. Más que una liberación fue un desahucio.
Los hechos tuvieron lugar sobre las nueve y media de la noche. Lo más probable es que los asaltantes entraran en el recinto tras encaramarse por el muro de la calle Wellington. Este lado del zoo no queda registrado por las cámaras de seguridad. Las alarmas del espacio Doñana no sonaron. Varios trabajadores del zoo lamentan que estos dispositivos no funcionan desde hace meses. Sí que lo hicieron al poco las alarmas de la jaula de los titís. Al parecer los asaltantes también quisieron liberar a estos entrañables monos. Cuando el personal del zoo acudió al lugar los intrusos ya se habían marchado. Únicamente encontraron el candado violentado. Los intrusos escaparon por una puerta de salida sin ser vistos. Todos estos extremos desencadenaron las especulaciones. A muchos el golpe se les antoja demasiado certero para ser resultado de una espontánea gamberrada. De inmediato se activó la operación rescate. Varias de las aves pérdidas fueron encontradas poco después. Otras fueron localizadas más tarde en las proximidades del equipamiento. Los pájaros extraviados son dos ibis escarlata, dos moritos, cuatro espátulas y dos avefrías.
Todo apunta a que se trata de un acto vandálico perpetrado con cierta planificación