El chico de la Ducson 49
Se nos ha ido la persona más vital que he conocido nunca, y puedo decir sin ningún rubor la persona que ha impulsado toda mi trayectoria personal y profesional. Si Ángel Nieto no se hubiese cruzado en mi vida cuando yo apenas tenía 12 años yo no sería quien soy actualmente, estoy completamente seguro.
Aunque era joven yo ya vivía el ambiente motero que se vivía en la Barcelona de los años sesenta. En parte gracias a mi hermano, cuatro años mayor. Y allí es donde un día de 1962 se presentó un chico con una Ducson de 49cc con la que superó sin problemas en su primer duelo a mi hermano y su Lambretta 125. Ángel buscaba trabajo en lo que fuera con tal de que le dejasen correr y se instaló en casa de su tía, que casualmente estaba muy cerca de la nuestra, de manera que pronto nos hicimos amigos inseparables. Su imagen corriendo enganchado a los camiones en invierno, para no pasar frío, no se me borrará nunca. También fuimos rivales y soy de los pocos que pueden decir que le ganó. Una sola vez, en San Sebastián, y se enfadó mucho conmigo.
Era muy ambicioso. No dejo de recordar un día que viví como testigo de excepción: en Nürburgring, en el Mundial de 1972, se propuso correr las pruebas de 50cc, 125cc y 250cc. En 125 se cayó y se lo llevaron a un hospital a Adenau, a unos 12 kilómetros. Le entablillaron la nariz y se escapó sin el alta para regresar al circuito. Paró a un motorista para ello. Ya en la salida, llamaron del hospital y el director de carrera lo sacó de la pista. Así era Ángel Nieto.