Euforia en el campo de regatas olímpico
Las previsiones se cumplieron en el Port Olímpic. La delegación española vivió una de sus mejores jornadas con las medallas de oro de Jordi Calafat y Kiko Sánchez, y Teresa Zabell junto a Patricia Guerra, todos en 470, y la plata de Natalia Vía Dufresne, segunda en Europa, unos éxitos que se unían a los de Van der Ploeg, en Finn, y L. Doreste/Manrique, en Flying Dutchman. Los oros de 470 no estaban asegurados a falta de la última regata, por lo que la emoción estuvo presente en el mar hasta la conclusión de la actividad deportiva. “Cuesta estar tranquilo en un día como este”, reconoció Sánchez, aunque dejó bien claro que “los nervios se quedan en tierra”. “No, no esperaba más antes de los Juegos. Estoy satisfecha con lo que he hecho. Hubiera firmado esta plata”, aseguró Vía Dufresne, que se abrazó con la infanta Cristina al concluir la regata.
En Montjuïc, Fermín Cacho ofreció una magnífica impresión en la primera serie de los 1 .500 m, que ganó con gran autoridad con un tiempo de 3m37s04. En cambio, José Luis González se despidió de la gran competición al no clasificarse para las semifinales en la tercera serie, en la que fue séptimo. “Es pronto para pensar en el podio. Mi objetivo es clasificarme para la final. Una vez allí, habrá siete u ocho atletas en disposición de alcanzar las medallas”, comentó con prudencia Cacho.
Por otra parte, Alexandre de Merode, responsable médico del Comité Olímpico Internacional, afirmaba que “hemos desarrollado ampliamente nuestra labor represiva, pero muy poco la educación, salvo en algunos países muy contados y aún no hemos profundizado en las razones que tiene el atleta de élite para doparse”. En su opinión, “siempre habrá gente que estafa, más cuando los deportistas son tratados como si fueran acciones de Wall Street”.