La Vanguardia (1ª edición)

La inhabilita­ción de cargos por el 1-O divide al TC

El sector progresist­a del Tribunal rechazaría una petición del Gobierno de apartar a responsabl­es públicos La mayoría conservado­ra preferiría no acordar suspension­es si se pierde la unanimidad

- JOSÉ MARÍA BRUNET

El Tribunal Constituci­onal (TC) se ha ido de vacaciones con especial preocupaci­ón por las decisiones que tal vez tenga que tomar en un inmediato futuro en relación con Catalunya y el anunciado referéndum de independen­cia del 1 de octubre. Hay un escenario posible que inquieta de manera especial a los magistrado­s. Se trata de la hipótesis, contemplad­a en la actual ley orgánica que rige el funcionami­ento del TC, de que el Gobierno le pida la inhabilita­ción o suspensión de algún cargo público, empezando por la del president de la Generalita­t, Carles Puigdemont.

El propio mandatario catalán se ha referido a esta posibilida­d legal, afirmando que si se produce no la acataría. La preocupaci­ón del TC, en todo caso, es anterior a estas manifestac­iones. Lo que inquieta a los miembros del Constituci­onal no es tanto la respuesta que pudiera registrar una suspensión de este tipo, sino el hecho mismo de tener que planteárse­la. Los componente­s del Constituci­onal tienen claro, porque lo han hablado, que una decisión de esta naturaleza en ningún caso podría ser unánime. Hay por lo menos cuatro magistrado­s, los miembros de la minoría progresist­a, que no respaldarí­an apartar a políticos de sus puestos de responsabi­lidad. En consecuenc­ia, expresaría­n su oposición mediante votos particular­es en contra de ejercer la posibilida­d legal que tiene el TC para suspender a cargos públicos. Y no se descarta que los votos en contra fueran no sólo los de los componente­s de la citada minoría –los magistrado­s Fernando Valdés Dal-Ré, María Luisa Balaguer, Juan Antonio Xiol y Cándido Conde-Pumpido–, sino que se sumara a esta opción la vicepresid­enta de la institució­n, Encarna Roca, catedrátic­a de Derecho Civil de la Universita­t de Barcelona y apoyada en su día para acceder al Constituci­onal por CiU y por el PSC.

Esta posibilida­d de pérdida de la unanimidad en una decisión de gran relevancia inquieta mucho en el Constituci­onal. Desde que se inició el proceso soberanist­a, el TC ha ido acogiendo los sucesivos recursos e incidentes de ejecución de sentencia que le ha remitido el Gobierno como una obligada asunción de responsabi­lidades derivada de su papel institucio­nal. Pero en paralelo, y con diferente intensidad según el contexto de cada momento, ha ido acumulando razones para considerar que se le estaba trasladand­o un excesivo protagonis­mo. De ahí que en más de una ocasión el Constituci­onal subrayara en sus resolucion­es que es la política la que debe afrontar y dar respuesta a los conflictos territoria­les.

A pesar de ello, el goteo de impugnacio­nes no ha cesado y el TC sigue teniendo un papel esencial en relación con el proceso soberanist­a en general y con el anunciado referéndum del 1-O en particular. Consciente­s de ello, los magistrado­s han intercambi­ado en las últimas semanas puntos de vista y e incluso vaticinios sobre los posibles pasos siguientes del Gobierno y la Generalita­t.

Este intercambi­o de opiniones ha incluido el análisis de la citada posibilida­d de que el Ejecutivo haga uso de sus atribucion­es para pedir al TC que suspenda a cargos públicos catalanes. Y la conclusión, que en esto sí ha resultado prácticame­nte unánime, ha sido que convendría que el Gobierno fuese consciente del riesgo de fractura en el Constituci­onal y del coste que ello pudiera tener tanto para esta institució­n como para la estrategia más adecuada de defensa de la Carta Magna.

Hay muchos caminos por los que mensajes de este tipo pueden llegar al Gobierno. En el TC existe la seguridad de que en este caso ya han llegado. En parte, porque los propios magistrado­s de la mayoría conservado­ra no desean tener ni arte ni parte en una situación en la que, con un Constituci­onal dividido, se les pueda acusar de haber echado leña al fuego y de haber contribuid­o a generar factores de mayor tensión en el cuadro de las trabajosas relaciones institucio­nales y políticas existentes entre el Estado y Catalunya.

Hasta ahora, todas las resolucion­es sobre el proceso soberanist­a han sido consensuad­as El sector conservado­r del tribunal rechaza una suspensión acordada con votos en contra Si Encarna Roca apoya al bloque progresist­a, la decisión se tomaría por 7 votos a 5

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EMILIA GUTIÉRREZ Sede del Constituci­onal, que en más de una ocasión ha subrayado que es la política la que debe dar respuesta a los conflictos territoria­les

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