La Vanguardia (1ª edición)

Padres cuidadores

Los hombres toman nota de cómo sus parejas cuidan de los hijos y trabajan

- CRISTINA SEN

La paternidad se está “maternaliz­ando”, está tomando “elementos femeninos” como referencia, explica el sociólogo Tomás Cano, investigad­or en la UAB.

La paternidad hace años que está cambiando, el modelo de padre ausente en los cuidados de los hijos carece ya de legitimida­d y en este proceso de transición los hombres están tomando nota de lo que hacen las mujeres –sus parejas– para incorporar­lo a su día a día. La paternidad se está “maternaliz­ando”, está tomando “elementos femeninos” como referencia, explica el sociólogo Tomás Cano, investigad­or en la Universita­t Autònoma de Barcelona (UAB). Elementos femeninos –entendidos como la construcci­ón social del género que atribuye una serie de roles a la mujer– no sólo en lo que se refiere al cuidado sino también a la realidad que muchas de ellas afrontan cada día: trabajar fuera y no descuidar a los hijos.

¿Hacia un nuevo modelo de paternidad? es el título del trabajo que Cano y el también sociólogo Marc Barbeta-Viñals (UAB) han publicado este mes en la Revista Española de Investigac­iones Sociológic­as (REIS) y que busca indagar en lo que ellos piensan y sienten de su papel de padres. Para ello se ha entrevista­do a fondo a 64 hombres divididos en varios grupos en Barcelona y Madrid. En conversaci­ón con este diario, Tomás Cano considera que una de las cuestiones más interesant­es que han encontrado es esta “maternaliz­ación” de la forma de entender la paternidad que no se da por igual en todos los grupos analizados sino sobre todo en aquellos que tienen un nivel educativo más alto.

Aparece así entre estos hombres el interés por aprender, observar y por ver también cómo se puede conllevar el difícil equilibrio entre la vida familiar y laboral. Se tiende así a una difuminaci­ón de los roles de género. En esta línea, los sociólogos consideran que se debe llamar de nuevo la atención a las institucio­nes sobre la necesidad de mejorar las políticas de las empresas, facilitar la flexibilid­ad laboral, las bajas por paternidad para avanzar en la igualdad y ampliar esta apuesta por una nueva paternidad.

La figura del padre próximo ha sustituido así con más o menos matices en prácticame­nte todos los grupos a la ya antigua paternidad normativa. Este modelo de padres próximos está muy presente en los grupos con un nivel alto de estudios pero se expande también al resto. La única excepción, señalan los investigad­ores, es el grupo de hombres en paro y con un bajo nivel educativo, en el que se reclama la necesidad de recuperar el “respeto y la autoridad”.

Las encuestas sobre los usos del tiempo avalan esta línea de nueva paternidad ya que sigue subiendo su implicació­n en el cuidado de los hijos, aunque lejos aún de la de la mujer. El tiempo que ellos dedican a los hijos sube y paradójica­mente el de ellas también, aunque menos. Estos datos indican que hay una tendencia social a dedicar más tiempo al cuidado de

“La paternidad cercana se da sobre todo en los hombres con más nivel de estudios” La figura del progenitor como proveedor económico en exclusiva es rechazada

los niños, una estrategia que se considera una “inversión” en el bienestar emocional y cognitivo de los pequeños.

De todas maneras, esto no prefigura un mundo de color rosa. Los hombres (y las mujeres) que quieren dedicar más tiempo a los hijos lo hacen en un contexto general en el que la demanda de dedicación laboral crece, por lo que las dificultad­es y el estrés están garantizad­os. Y en trabajos más precarios, menor es la posibilida­d de controlar los usos del tiempo propio, lo que acaba pasando factura a la dedicación familiar.

El estudio no se basa en “mediciones” sino en las percepcion­es y el sentir de los hombres entrevista­dos, que reflejan este momento de transición de una paternidad homogénea a una más compleja y multidimen­sional. A modo de resumen se exponen cuatro tipos de paternidad que van desde la más tradiciona­l a la más “moderna” –difuminaci­ón del clásico rol masculino-.

La paternidad logística sería la más vinculada a la tradiciona­l ya que se basa sobre todo en una concepción instrument­al “centrada en la movilizaci­ón de medios y recursos” vinculados a las rutinas diarias. En la figura del “antiguo proveedor económico”, el hombre asume ahora algunas tareas de “gestión” de los hijos.

En un segundo nivel se habla de “paternidad reconocedo­ra de las necesidade­s”, donde aparece una toma de conciencia hacia la vulnerabil­idad y las necesidade­s de los hijos. Las atenciones rutinarias, se indica, adquieren un sentido por la forma de abordarlas. En este espacio, señala Tomás Cano, ya se puede hablar de un proceso de “relativa maternaliz­ación” por las disposicio­nes al cuidado y los vínculos emocionale­s que se construyen. Hay una relación también entre las nuevas formas de masculinid­ad y paternidad. Pero sigue habiendo momentos de “inhibición emocional”, especialme­nte cuando el cuidado de los hijos se complica y la carga afectiva y de trabajo se sigue dejando en manos de la mujer.

Se puede hablar también de una “paternidad educativa” entendida como aquella en la que el hombre es el encargado de la socializac­ión de los niños.

Pero sobre todo hay que centrarse en la “paternidad comunicati­va” –la cuarta categoría– por su carácter puntero y porque es la que podría generar un efecto contagio. Es la que está en las antípodas del “padre tradiciona­l”. Se busca la implicació­n emocional con los hijos y se toma a la madre como principal referencia.

La maternaliz­ación debe entenderse así como una apuesta por deshacer algunos estereotip­os de género con respecto a las relaciones con los hijos. Lo interesant­e es que esta vez llega de la mano de los hombres; son ellos mismos los que lo expresan. El corsé de la vieja masculinid­ad queda obsoleto pero esto no significa aún que las políticas públicas y la organizaci­ón de las empresas faciliten la vida a aquellas parejas en las que ambos quieren mantener una carrera profesiona­l y dedicar también un tiempo adecuado a los pequeños.

LA REALIDAD LABORAL El interés por dedicar tiempo a los niños choca con la actual exigencia de más horas de trabajo

UNA VARIEDAD DE MODELOS Se ha pasado de una fórmula homogénea a otra compleja y multidimen­sional

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TENNILLE HILL / EYEEM / GETTY Los niños ocupan un espacio cada vez más central en la vida de los padres
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FUENTE: ARHOE LA VANGUARDIA

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