‘Barcelona és bona si...’
Hace ahora 25 años Barcelona dio un salto al mundo y se convirtió, gracias a los Juegos Olímpicos y al empeño de un gobierno municipal, en una ciudad que pasó de ser simplemente una urbe más, como había otras muchas en Europa, a ser un objetivo deseado por infinidad de personas que hasta ese momento no la tenían en sus agendas vacacionales. Han pasado los años y lo que ha ido aumentando de prestigio internacional y atractivo para el turismo parece que nuestros actuales gerentes municipales están empeñados en cargárselo.
“Barcelona és bona si la bossa sona”, pero para que suene necesita que todo aquello que atrae al turismo de calidad funcione y, por el contrario, no nos empeñemos en estropear lo tan bonito que tenemos entre manos.
No autorizar hoteles de lujo, retirar licencias concedidas, aceptar manteros, permitir la prostitución callejera, eliminar terrazas de ocio, permitir fumaderos de droga en lo alto de los edificios, dejar que se ataque a autobuses turísticos y esconder las consecuencias, dejar que se pinchen ruedas de elementos de transporte y fomentar el turismo de alpargata y borrachera, no es lo más apropiado para atraer lo que desearíamos la mayoría de los barceloneses.
Así no se va a ninguna parte. Y lo único que vamos a conseguir, si no tomamos rápidamente cartas en el asunto, es cargarnos lo que debería ser una ciudad modélica, apetecida, admirada, deseada y ensalzada por todas las guías turísticas del mundo. Así, “la bossa sí sona”.
JOSÉ LUIS MORILLO DE LA TORRE Suscriptor Barcelona