Calma antes de la tormenta

“Entre las cinco y las seis de la mañana ha habido más gente, luego todo ha sido muy tranquilo... como un día normal”, coinciden Marcel y Jordi. A las cinco de la madrugada estos dos jóvenes se incorporaron como informadores frente a las puertas de embarque, donde el viernes se acumularon miles de pasajeros durante horas. Nada que ver aquellas escenas de caos con la imagen que ayer sábado ofrecía el aeropuerto de Barcelona. Las colas se concentraban únicamente ante los mostradores de facturación, básicamente por el exceso de celo de los pasajeros: “Hemos venido cuatro horas antes, por si acaso... Llevamos todo el año esperando estas vacaciones”, explicaban dos parejas rumbo a El Cairo. “Hemos llegado una hora antes de que abrieran el mostrador para facturar y ya había gente...”, decían Alba y Carlos dos hermanos que volaban a Taipei vía Dubái. La calma de ayer precede la segunda jornada de paros convocados por los empleados de Eulen, y las consiguientes colas de pasajeros para poder embarcar.