La Vanguardia (1ª edición)

El olor y la ingenuidad permiten decomisar dos kilos de marihuana

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BARCELONA Fue una detención de película, pero de película de risa. La Guardia Urbana arrestó el viernes en Nou Barris a los dos ocupantes de un turismo que circulaba con las ventanilla­s bajadas, como centenares de automovili­stas hacían aquella misma tarde en Barcelona, en uno de los días más calurosos del verano. El problema es que el vehículo dejaba a su paso un caracterís­tico olor a marihuana o maría. También se la conoce como mierda en el argot, a raíz de su peculiar perfume (en internet circula un vídeo muy popular de un joven que se siente estafado porque compró marihuana y le vendieron en realidad estiércol de caballo). En una escena que parece sacada de una película que no pasará a la historia (Dos colgaos muy fumaos), los acusados dijeron: “¿Ocurre algo, agentes?” La patrulla les acababa de dar el alto porque el olor era perceptibl­e incluso para guardias urbanos muy resfriados. A pesar de ello, como los protagonis­tas de la película (“¿Olor? ¿Qué olor?”), los dos detenidos intentaron lanzar balones fuera. Según la policía, cuando les preguntaro­n qué había en la bolsa de basura del asiento posterior, dijeron inicialmen­te que no sabían de quién era esa bolsa y que era la primera vez que la veían. Dentro había más de dos kilos de cogollos de marihuana.

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