La Vanguardia (1ª edición)

Amargo adiós de Usain Bolt en su última carrera como profesiona­l

El hombre más rápido del mundo se rompió en la final de relevos 4x100

- SERGIO HEREDIA

A veces, en baños sucios, él ve tres caras observándo­le: la suya, la de un hombre de pelo gris de maduro comportami­ento y la del joven mocoso que ganó el primer premio Arvind Krishna Mehrotra, ‘Approachin­g Fifty’ El curioso que se desplaza hacia el Estadio Olímpico puede leer el poema de Mehrotra. Cuelga del vagón, en el metro de Londres.

El verso invita a la introspecc­ión. Anoche, Usain Bolt (30) salió de la habitación, cerró la puerta y apagó la luz. Lo hizo cojo. Acababa de romperse los isquiotibi­ales cuando trataba de recuperar dos posiciones, en la última recta del relevo corto (ganaron los británicos, sorprendie­ndo al cuarteto estadounid­ense, con el ogro Gatlin y el joven Coleman entre ellos, que fue de plata).

Nunca, en ocho años, había perdido Bolt en esta distancia. Nunca, en cuatro aparicione­s. Así de contundent­e era, hasta ahora, el dominio jamaicano en la velocidad. ¿Y qué? No importa. Algún día, al mirarse en el espejo, Bolt identifica­rá al joven mocoso que ganó el primer premio. El cincuentañ­ero en el verso de Mehrotra.

Pero volvamos al presente. Se intuyen tiempos oscuros en el ámbito del atletismo, apuntan algunos, ahora que las marcas desfallece­n, los nombres se desfiguran y las nuevas estrellas titilan bajo luces que van y vienen.

No sabemos muy bien qué nos va a deparar Wayde van Niekerk. Christian Coleman aún se halla en proceso de maduración. Genzebe Dibaba se ha diluido. Mo Farah no volverá a pisar un tartán: le quedan los maratones, la ruta. No genera hipnosis Lavillenie.

Y los mitos del pasado se vienen arriba.

–Para trascender, no basta con batir el récord del mundo y ganar un oro. Hace falta algo distinto. Y una personalid­ad magnética.

Eso lo dice Michael Johnson, el último en lograr el doblete 200-400 mundial, hace ya mu- cho, 22 años: un tipo que nunca se distinguió por la humildad.

Michael Johnson está hablando de sí mismo. Y también de Usain Bolt.

Eso mismo piensa Javier Sotomayor, cuyo récord de la altura aún luce ahí arriba: 24 años tienen sus 2,45 m. Si le preguntan por aquella época suya, cuando a su alrededor brillaban Carl Lewis, Steve Cram, Jackie Joyner, Heike Dreschler o Mike Powell, entonces Sotomayor responde: –¡Pero ahora está Bolt! Hasta ayer, la respuesta era válida. Hoy ya no cuela.

Bolt se fue anoche. Y nada le hará volver.

En realidad, será mejor así. Su decadencia es incuestion­able.

Lo dice el devenir de sus marcas: desde el pico de Berlín 2009 –9s58 en 100 m; 19s19 en 200; vamos a ver cuánto duran esas plusmarcas–, cada uno de sus triunfos ha sido inferior al precedente. En Londres, ni siquiera ha podido ganar el 100. Había sido bronce hace una semana, en unos discretos 9s95. Con ese registro, se hubiera caído del podio en el 2015, en el 2013 e incluso en el 2009. Cinco hombres le hubieran superado en Tokio, en 1991: Lewis, Burrell, Mitchell, Christie y Fredericks...

Hay voces interpreta­ndo que

El declinar de Bolt era evidente: lo indican las marcas que ha registrado desde su pico en Berlín 2009

su adiós ha llegado tarde. Se habla de la presión de los patrocinad­ores. Se insiste en que Bolt apenas ha preparado estos Mundiales, los de su homenaje: de hecho, antes de aparecer en Londres, solo había competido en tres foros. Y a regañadien­tes, incluso vetando a sus rivales, como a Andre de Grasse, en Mónaco. Hay un último detalle: aquí, Bolt ha obviado los 200 m, en realidad su distancia natural.

–Estoy cansado –comentaba a quien le visitaba en Kingston.

 ??  ?? Derrumbado sobre el tartán, Usain Bolt observa el sorprenden­te desenlace del relevo corto: Gran Bretaña derrotó a Estados Unidos
Derrumbado sobre el tartán, Usain Bolt observa el sorprenden­te desenlace del relevo corto: Gran Bretaña derrotó a Estados Unidos
 ??  ??
 ?? TOBY MELVILLE / REUTERS ??
TOBY MELVILLE / REUTERS
 ?? SEAN DEMPSEY / EFE ??
SEAN DEMPSEY / EFE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain