La gran ruta musical
Una cincuentena de artistas ofrecen actuaciones durante dos semanas en el Grand Tour, un recorrido a pie desde Núria hasta Montserrat
Una cincuentena de artistas trazarán un recorrido cultural de 300 kilómetros que durante 18 jornadas unirá la Cerdanya con Montserrat mediante actuaciones, performances, películas y otras representaciones culturales en la tercera edición del Grand Tour.
Cuando el arte encuentra su máxima expresión en plena naturaleza o en un rincón de un pueblo, y el caminante y el artista comparten durante el recorrido obras, emociones y reflexiones, esta fusión no es otra que Grand Tour, una ruta a pie de 300 kilómetros, donde cultura y entorno se dan la mano, salpicada de propuestas que convierten este viaje artístico en una experiencia única.
La tercera edición del Grand Tour, que empezará el 17 de este mes hasta el 3 de setiembre, saldrá de Núria (lugar donde finalizó el año pasado) hacia la Cerdanya, el Cadí, Gòsol, Sant Llorenç de Morunys, Solsona, Miracle, Salo,Torres de Fals, Calders y Manresa. El itinerario terminará en Montserrat con la actividad Dissolució de Pep Aymerich y Jordi Esteban .
Pero el recorrido contará con todo tipo de manifestaciones artísticas. Otros que actuarán a lo largo de las 18 etapas son Inma Bernils, en Núria, que llevará a cabo un ritual de partida, Pep Lizandra con la música de acordeón en la Cerdanya; también habrá una acción de Marta Ricart en Solsona; una performance y visita al convento de Santa Clara de Manresa por Araceli Rosillo; un concierto de Albert G. Gablany, Gotes de bambú, en las Torres de Fals, o la proyección del film El perdut,de Christophe Farnarier, entre otros.
En total, serán una cincuentena de artistas con nuevas y arriesgadas propuestas que emergen en un itinerario, impulsado por el centro de creación contemporánea Nau Côclea de Camallera (Baix Empordà), cuya intención es, según explica la autora del proyecto de creación, Clara Garí, “mostrar el arte de una manera diferente al público, alejada de las salas de exposiciones y conciertos”. Se prioriza la experiencia por encima del espectáculo y que el público deje de ser pasivo para compartir las propuestas. Los participantes, que pueden escoger hacer el viaje entero o sólo algunos tramos, caminan junto con los artistas (ya sea de teatro, danza o música, por ejemplo) unos veinte kilómetros diarios.
Algunas veces éstos despliegan sus obras en el itinerario y otras en el destino, donde los habitantes que residen en la zona o los turistas también se suman a la propuesta. El año pasado se contabilizaron 200 inscripciones, pero el Grand Tour llegó a un total de 800 personas que vieron los espectáculos en los distintos pueblos, según concreta la organización.
En esta edición, se calcula que la cifra de inscritos será similar a la pasada. Además, se han apuntado una quincena de personas que harán la ruta completa, mientras que en otras ediciones cómo máximo habían sido tres. “El viaje completo no tiene nada que ver con hacerlo por etapas. Cuando llevas días caminando se forma como una pequeña comunidad nómada, donde todos son parte de esta comunidad que crea y que hace cosas. Una caravana de artistas”, agrega Garí.
Caminar con ellos tiene un coste de diez euros diarios que incluye servicio de carga de tiendas de campaña y bolsas, las actividades de los artistas y un seguro.
El fotógrafo documental Marcelo Caballero, que el año pasado participó en el tramo entre Llançà y Cervera, comenta que Grand Tour es en esencia “una especie de homenaje a caminar con actitud crítica”. “Saliendo de la rutina diaria, encuentras estímulos a través del caminar y pensar, pensar y caminar”, añade. Y es que algo tiene esta caminata que muchos de los participantes, repiten. Es el caso de la artista Eva MarichalarFreixa. “En Grand Tour arranqué y presenté mi proyecto autobiográfico De quan no m’agradaven els llençols, en el que todavía hoy trabajo y sigo explorando diferentes lenguajes artísticos”, expone la artista que esta edición volverá a sumarse a la ruta.
Se prioriza la experiencia por encima del espectáculo y que el público deje de ser pasivo