La nueva crisis de los misiles
El belicismo de Trump evoca el choque con la URSS por Cuba en 1962
Una sombra se proyecta sobre el peligroso choque verbal entre Donald Trump y Kim Jong Un.
La escalada retórica entre Estados Unidos y Corea del Norte actualiza la crisis de los misiles de Cuba. En 1962 el mundo estuvo al borde de un conflicto nuclear entre los dos bloques mundiales liderados por EE.UU. y la URSS.
La emoción desbordó a Leon Panetta, secretario de Defensa con Barack Obama: “Me preocupa porque esto no es un juego”, confesó taciturno a la CNN la tarde del viernes, a rebufo del tuit de Trump en el que atemorizó con su “las bombas están cargadas”.
Según Panetta, “nos enfrentamos a la crisis más seria en torno a una potencial guerra nuclear” desde octubre de 1962.
Poco antes había comparecido el presidente, el que promete “fuego y furia” contra Pyongyang, flanqueado por el secretario de Estado, Rex Tillerson, y la embajadora ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Nikki Haley, cuyo logro, hace una semana, de imponer sanciones al que llaman “país paria”, acordadas con el apoyo incluido de China, ha quedado eclipsado por la verborrea presidencial.
Junto a sus diplomáticos, Trump insistió en su vocabulario belicoso, con la esperanza de que su léxico desafiante, al más puro estilo del dictador norcoreano, permita recoger frutos. “Ojalá que esto funcione. Nadie ama tanto una solución pacífica como el presidente Trump”, proclamó el mismo Trump, al que le encanta
DIFERENCIAS Y LECCIONES Hay expertos que no ven la gravedad de 1962, pero piden que se aprenda de aquello
EL FORJADOR DEL NIXON-MAO Kissinger dice que la desnuclearización de Corea necesita la conexión con Pekín
referirse a sí mismo en tercera persona. “Pero esto habría sido mucho más fácil hace unos años. Veremos qué es lo que sucede. Pensamos que muchos cosas buenas pueden pasar, y también una mala solución”, remarcó. –¿Qué es una mala solución? –Ya sabes la respuesta. Esa misma noche –sábado en China–, el presidente mantuvo una conversación con su homólogo Xi Jinping. En la versión de la Casa Blanca se indicó que los dos coincidieron en que “Corea del Norte debe cesar en su comportamiento provocativo”.
En cambio, desde Pekín se remarcó que Xi reclamó a Donald Trump y Kim Jong Un que eviten la retórica y las acciones que puede empeorar la situación.
“En este momento –indica la nota china–, las partes relevantes deben mantener contención y ahorrarse expresiones y movimientos que exacerben la tensión en la península de Corea”.
El Gobierno del gigante asiático emerge como una de las piezas clave para que se imponga la negociación. “El entendimiento entre Washington y Pekín es un prerrequisito esencial para la desnuclearización de Corea”, escribió ayer, en The Wall Street Journal, Henry Kissinger, el hombre que a principios de la década de los 70 propició el puente entre Richard Nixon y Mao.
Hablar de desnuclearización y peligro atómico implica una conexión directa con la crisis de 1962. “Todavía no estoy muy asustado”, confesó Ely Ratner,
analista del Council on Foreign Relations (CFR).
“Los comentarios del presidente son irresponsables, dañan su credibilidad y suponen una potencial escalada, pero pienso que la comparación con la crisis de los misiles de Cuba es un poco exagerada, no creo que estemos al borde de una guerra nuclear”, añadió.
Hay indicios, al menos hasta este sábado, que avalan su consideración. Mientras sube la temperatura en Estados Unidos, en el Pacífico no se observaban señales de conflagración. En los buques allí destinados no se detectaban movimientos significativos, ni los marines destacados habían recibido órdenes de emergencia.
Aún más relevante para los expertos es que no se ha dado la orden de evacuación a los 200.000 estadounidenses que residen allá, algo impensable con un peligro inminente.
Los norcoreanos anunciaron que esta semana tendrán listo su plan para lanzar cuatro misiles con impacto a unos 40 kilómetros de la isla de Guam, bajo dominio de EE.UU.
Trump habló ayer con su homólogo francés, Emmanuel Macron. Le aseguró que su país está listo para, con los aliados, aplicar todo el potencial de las medidas “diplomáticas, económicas y militares” a fin de frenar la amenaza.
“Lo que está ocurriendo en Corea del Norte no es análogo a lo de 1962, excepto por el término crisis”, remarcó ayer Peggy Noonan, también en el Journal. Pero apostilló que se han de sacar lecciones de aquel episodio. “(El presidente) Kennedy fue verbalmente muy cuidadoso. Nunca subió el tono porque sabía del poder de las palabras y cómo se reciben si no se calculan bien”.