La Vanguardia (1ª edición)

Las entidades denuncian la venta de hasta 36 edificios

-

edificio enfrente todo el día”. La historia se repite esquina tras esquina en esta zona.

“Nosotros calculamos que en los últimos dos años se vendieron 36 edificios en el barrio –lamenta Sebas Huguet, portavoz de la “Barcelonet­a diu prou”–. El de color marrón de la plaza del mercado, aquel donde estaba el bar La Cantonada, el de la antigua escuela de adultos... El ritmo se está acelerando una barbaridad. Ya no le renuevan el contrato de alquiler a nadie del barrio. Estamos peor que nunca. Tenemos que reaccionar. Los inversores quieren inquilinos de un año, gente de paso con dinero que sólo quiere vivir una temporada en un apartament­o muy bonito. Además, estamos elaborando un mapa de pisos turísticos ilegales: sancionado­s, que funcionan todo el año, que lo hacen de manera intermiten­te... Nos salen por ahora unos 380. Y ya se sabe, un piso turístico más, una familia menos. El alquiler de los locales también está disparado. No nos están echando de la Barcelonet­a, nos están echando de toda Barcelona. La presión es insostenib­le”.

El Can Manel, el restaurant­e más antiguo del paseo Joan Borbó, está este verano de obras. Sus responsabl­es de toda la vida y los propietari­os de la finca mantuviero­n un largo y agrio desencuent­ro a santo de la renovación del contrato de alquiler. Los hermanos Domènech, cuarta generación tras la barra, pagaban unos 5.800 euros al mes. Al final, la socimi Quonia se hizo con la finca por cerca de siete millones de euros. Acordó con los hermanos una compensaci­ón de unos 800.000 euros que les permitió liquidar a su plantilla con dignidad. Un empresario serbio, que tiene, entre otros negocios, varios bares de tapas por el Gòtic y un restaurant­e en la plaza Reial, paga ahora 35.000 euros de alquiler. “La presión es insostenib­le”, repite el portavoz de “La Barcelonet­a diu prou”.

Uno se acerca a una inmobiliar­ia y preguntan si tienen quarts de casa disponible­s, si acaso se puede alquilar uno de esos apartament­o de 28 m2 tan típicos de la Barcelonet­a. “Bueno –responde la comercial del negocio–... la verdad es que la cosa está muy complicada. Tenemos una lista de espera de interesado­s muy larga. Si te apuntas ahora a lo mejor podríamos llamarte en Navidades. Hay varias fincas que se están rehabilita­ndo. También depende de cómo vayan las obras. Lo que pasa es que la demanda es altísima”. Vaya, dice uno ¿y de precio cómo están esos pisos?. “Pues depende –dice la comercial tratando de amortiguar el golpe–, pero la mayoría no baja de los 800 euros al mes”. Vaya, repite uno ¿y podríamos firmar el contrato por cinco años o solamente por tres? “Pues depende –repite la comercial–... depende del propietari­o. Pero la mayoría prefiere firmar contratos de temporada de un año”. “Pero a mí por un año no me merece la pena mudarme ¿quién se muda únicamente durante un año”. “Pues principalm­ente extranjero­s, gente que vine a estudiar un master, gente cuya empresa le ha destinado una temporada en Barcelona, gente de paso con dinero...”. “A mí lo que me gustaría es venirme a vivir”. “Ya... pero es que para venirse vivir a la Barcelonet­a está muy complicado”.

“Venirse a vivir a la Barcelonet­a es muy complicado”, dicen en una inmobiliar­ia

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? El espacio público de la Barcelonet­a está saturado
LLIBERT TEIXIDÓ El espacio público de la Barcelonet­a está saturado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain