Ramon Boixadós, el gestor eficaz
Muere a los 89 años el presidente de la Fundació Gala-Dalí y pieza clave de los JJ.OO.
La muerte de Ramon Boixadós, ayer en Figueres, a los 89 años, deja un vacío difícil de suplir en la Fundació GalaSalvador Dalí donde ha ejercido como presidente durante 26 años. Boixadós, con fama de gestor eficaz, llegó al cargo tras dirigir Renfe durante dos años y ser el coordinador general de las obras olímpicas de Barcelona’92, y en ese tiempo ha profesionalizado la Fundació Dalí hasta el punto de convertir el museo de Figueres en un centro de referencia internacional con más de un millón de visitantes al año.
Ramon Boixadós i Malé (Figueres, 1927), que en los últimos meses estaba ya con una salud delicada, mantuvo diversos cargos ejecutivos en empresas privadas hasta hace relativamente poco. Hasta finales del año pasado, ostentó la presidencia de Ibermutuamur, una de las principales compañías de seguros de España, lo que le obligaba a vivir aún buena parte del año en Madrid. Pero desde enero se había instalado definitivamente en Figueres con su mujer y, con el refrendo del patronato de la Fundació Dalí, había decidido mantener sólo este cargo. “Hasta que el cuerpo aguante”, afirmaba en una amplia entrevista que concedió a La Vanguardia (23/VII/2017) para hacer balance de su gestión olímpica, coincidiendo con los 25 años de los Juegos del 92, y en la que repasó también su gestión al frente de la fundación.
“Sé que tengo mala fama, que se me ve como una persona dura, como un paio emprenyador”, decía con cierto tono sarcástico. Pero le importaba poco su imagen y mucho los resultados. Durante la preparación de los juegos olímpicos colgó de la puerta de su despacho en Barcelona la imagen de un pe- rro peligroso que había comprado en un viaje al Japón. Su paso por Renfe, con el apoyo del ministro Enrique Barón, se saldó con una reducción de personal con prejubilaciones acordadas sin apenas conflictos. De su actuación en los Juegos quedó la satisfacción de tener una villa olímpica reconvertida en viviendas y una magna obra que acabó puntual, sin escándalos económicos ni desviación de presupuestos. Y eso es lo que le convirtió en una persona de consenso para presidir la Fundació Dalí al poco de la muerte de su fundador. El Estado y la Generalitat pactaron su nombre por delante de otras opciones (entre otros se barajó entonces el de Carles Sentís) y acordaron dejar el legado de Dalí en manos de la fundación. Sólo una parte de las obras de Dalí se fueron al museo Reina Sofía, pero el resto, así como todos los dibujos y la documentación que había heredado el Estado, quedaron en Figueres.
Boixadós remodeló a fondo la Fundació Dalí, con un equipo de su confianza que se ha mantenido casi intacto y con caras nuevas en el patronato; creó el triángulo daliniano, añadiendo al Teatro-Museo de Figueres las visitas al castillo de Púbol y a la casa de Portlligat; compró en Japón en 1999 la llamada colección Cheatham, de 37 joyas diseñadas por Dalí, y abrió un espacio propio de exposición junto al museo; y empezó a adquirir obras de Dalí de periodos poco representados. Gracias a los beneficios anuales de la fundación se han comprado desde 1991 un total de 45 pinturas de Dalí, así como numerosos dibujos, obra gráfica y documentación, por más de 60 millones de euros.
Estas adquisiciones han permitido prestar obras para exposiciones en todo el mundo, en muchos casos coorganizadas por la fundación. El Centro de Estudios Dalinianos en Figueres se ha convertido en punto de referencia para cualquier investigación, ha publicado la obra completa escrita de Dalí y ha casi culminado su catálogo razonado online. Ramon Boixadós desbancó, nada más llegar a la presidencia de la fundación, a Robert Descharnes, que tenía a través de la sociedad Demart el control de los derechos de autor de Salvador Dalí, y asumió también el complicado mundo del
Estado y Generalitat pactaron hace 26 años ponerle al frente del legado de Dalí
merchandising daliniano. Boixadós era hijo de maestros y había nacido en la misma plaza donde se halla el Teatro-Museo de Figueres. Aun así su vocación fue más bien científica ya que estudió la carrera de ingeniería industrial. Durante su vida laboral ejerció la docencia en la escuela de ingenieros de Madrid, pero casi siempre se movió en el ámbito de la empresa privada.
Empezó a trabajar en la empresa Bedaux y a lo largo de su vida asesoró y formó parte de varios consejos de administración entre ellos Fecsa, Hewlett-Packard Iberia o el hotel Ritz de Madrid. Formó parte también del patronato del museo olímpico de Lausanne y de la Fundació Princesa de Girona. Ha sido condecorado con la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, la Creu de Sant Jordi, la medalla de oro de la Universidad Complutense y la Fulla de Plata del Ayuntamiento de Figueres.
La desaparición de Boixadós, unida a la de Antoni Pitxot hace poco más de un año, abre una nueva etapa en la Fundació Dalí que ahora deberá elegir un nuevo presidente. Actualmente la vicepresidencia la ostenta Jordi Mercader, que podría ser otro candidato de consenso si acaba aceptando una oferta más que previsible. El equipo de dirección lo completan Joan Manel Sevillano, como gerente; Lluís Peñuelas, como secretario general; y Montse Aguer, como directora del Centro de Estudios Dalinianos y del Teatro-Museo.
“Sé que se me ve como una persona dura, como un ‘paio emprenyador’”, decía a ‘La Vanguardia’ Su desaparición unida a la de Antoni Pitxot abre una nueva etapa en la Fundació Dalí