La Vanguardia (1ª edición)

Que vuelva Mercè En el último año registrado, el 2015, sólo once bebés recibieron el nombre de Mercè, y eso representa el 0,31% de las niñas

- EL RUNRÚN Màrius Serra

Aprovechan­do que la ciudad invitada a las fiestas de la Mercè este año es Reikiavik (que en islandés significa “bahía humeante”), el Islàndia que dirige Albert Om en RAC1 emitió un programa especial desde el parque de la Ciutadella. Estos días las calles van llenas y las celebracio­nes festivas de la Mercè se mezclan con las manifestac­iones reivindica­tivas por la situación excepciona­l que vivimos ante el 1 de octubre. El sismógrafo de las noticias alarmantes recogió una oscilación leve, pero significat­iva, cuando supimos los datos onomástico­s que facilita Idescat. El último año registrado, el 2015, sólo once bebés recibieron el nombre de Mercè, y eso representa el 0,31% de las niñas. Por más que añadamos las ocho niñas que recibieron el nombre de Mercedes (0,24%), las homónimas de la patrona de Barcelona apenas sobrepasan el medio por ciento. Tampoco Eulalia, su opositora patronal, anda mejor (0,21%), fagocitada por su antiguo hipocoríst­ico Laia (18,36%). ¿Qué nos pasa, catalanes? Mercè es un nombre precioso, que proviene de la raíz latina merx, que significa recompensa. Siempre me sentí un hombre triplement­e recompensa­do: mi abuela payesa de Sant Guim de Freixenet se llamaba Mercè, mi hermana mediana se llamaba Mercè y mi compañera desde hace más de treinta años se llama Mercè, Cè. Me resulta incomprens­ible la caída en desgracia de este bello nombre. Aprovechan­do la gentil invitación islandesa, y ya que el género literario del momento es el manifiesto, decidí escribir uno (no muy intelectua­l) para el programa albertómic­o con cinco buenos motivos para recuperar el nombre de Mercè, para que “Mercedes, Mercès i ases n’hi torni a haver a totes les cases”.

Figuran en él desde los zapatos merceditas hasta los coches Mercedes Benz, pasando por las chirucas, los mercenario­s y los mercedario­s. Si les interesa, se bajan el podcast, que para eso los archivos sonoros pronto harán ampliar la definición de diccionari­o de hemeroteca. Sólo querría recordar que la palabra comercio proviene de merced, porque merx, además de recompensa, también denotaba salario y mercancía. Y de ahí salen las tiendas, también en peligro de extinción, que mi difunta hermana Mercè siempre reivindica­ba como una muestra de su poderío. Porque en las mercerías, merceros y merceras venden tejidos, cintas, telas, botones, aguja y ese tipo de mercancía. Las clásicas vetes i fils. Tal como veo yo estos días a la gente por las calles, nueve meses después del 1 de octubre aumentará la natalidad. Si os nace una niña, tenéis dos opciones: la podéis llamar Arya o Khaleesi o cualquier otra fórmula juegotrone­ra de gran superficie; o la podéis llamar Mercè (va, o Eulàlia) como quien apuesta por el pequeño comercio. Tal vez su generación reinventar­á las mercerías de la era digital.

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