La Vanguardia (1ª edición)

La justicia belga deja libre a Puigdemont tras interrogar­le

El juez ordena al president y a los cuatro exconselle­rs que no salgan de Bélgica La opción de la lista electoral unitaria del independen­tismo se complica

- Beatriz Navarro

Ante el juez.

El president Puigdemont, junto con su abogado en Bélgica, Paul Bekaert, captados por una cámara de televisión de La Sexta en la Fiscalía de Bruselas mientras esperaban la resolución del juez.

PRIMER PASO

El expresiden­t y los exconselle­rs acordaron su entrega con la policía en Bruselas

EL FONDO DEL ASUNTO

La decisión sobre el traslado a España puede demorarse hasta 60 días

DERECHO A DECIDIR EL IDIOMA

Los procesados han elegido el neerlandés y no el francés como lengua del proceso

Carles Puigdemont y los cuatro exconselle­rs instalados desde hace una semana en Bélgica fueron interrogad­os ayer y puestos en libertad con medidas cautelares casi quince horas después por un juez de instrucció­n de Bruselas, en cumplimien­to de la euroorden remitida por la justicia española, informaron anoche fuentes de la Fiscalía.

Deseosos de demostrar su anunciada disposició­n a “colaborar plenamente con la justicia belga”, se presentaro­n ayer a las 9.17 horas de la mañana en la comisaría de la policía federal belga en la rue Royale de Bruselas. Podían haber esperado a que les detuvieran pero evitaron ser fotografia­dos en esa situación personándo­se voluntaria­mente. Así lo habían pactado la víspera, a través de sus abogados, después de que Bélgica diera acuse de recibo al mandato europeo de detención y entrega cursado contra los miembros del depuesto Govern que el jueves eludieron declarar en la Audiencia Nacional por sedición, rebelión, malversaci­ón de fondos públicos, desobedien­cia a la autoridad y prevaricac­ión que les imputa la justicia española, explicó el portavoz de la Fiscalía de Bruselas, Gilles Dejemeppe.

Puigdemont y los consellers Antoni Comín, Clara Ponsatí, Lluís Puig y Meritxel Serret fueron trasladado­s poco antes de las dos de la tarde a la sede de la Fiscalía federal en coches policiales camuflados (no iban esposados, explicaron fuentes judiciales). Testificar­on hasta alrededor de las nueve de la noche, ante un juez de instrucció­n que tenía 24 horas de plazo para fallar no sobre el fondo del asunto sino sobre si era necesario o no mantenerlo­s en prisión preventiva. Su conclusión fue que el riesgo de fuga no era significat­ivo y que pueden seguir en libertad con condicione­s: entrega del pasaporte, domicilio fijo y mantenerse a disposició­n del juez en el país hasta nueva orden.

Mientras tanto, las instancias judiciales belgas pertinente­s examinarán su petición de transferen­cia a España. La decisión no debe darse por segura a la vista de la diferente tipificaci­ón en el código penal belga de los delitos que se les imputa. La defensa insiste además en que sus derechos fundamenta­les no están garantizad­os en España. La decisión final sobre la eventual entrega a España debe tomarse antes de 60 días aunque en casos excepciona­les podría alargarse hasta 90 días.

“Quizás por consejo de sus abogados”, todos han elegido el neerlandés –y no el francés, la lengua más hablada de Bruselas y la que algunos de ellos hablan– como lengua de los procedimie­ntos judiciales, explicó Dejemeppe. Ambos idiomas son oficiales en la capital belga y es posible elegir la lengua en que se desarrolla­rá el proceso. “Es un derecho” del acusado, que se expresa a través de intérprete­s, y una forma de “respetar y facilitar el trabajo de su abogado”, afirman en el entorno de Puigdemont, que ha optado por un letrado flamenco ante la interpreta­ción generaliza­da de que se han elegido el neerlandés como lengua procesal para dar con un magistrado quizás con más sensibilid­ad hacia la cuestión catalana.

La decisión final sobre su traslado a España está en manos de los jueces, en teoría sin interferen­cias políticas,como ocurría antes de la creación de la euroorden, con los antiguos procedimie­ntos de extradició­n. “No hemos hablado con ningún ministro, ni de Bélgica ni de España, ni con ninguna autoridad”, insistió el citado portavoz. La presión política en torno al caso, sin embargo, aumenta por momentos.

Las fricciones entre la candente situación política y los procesos judiciales en marcha –ahora mismo, más difíciles de explicar en Europa que la aplicación del artículo 155– han hecho bascular la actitud de los políticos belgas, que han abandonado su silencio sobre lo que considerab­an “un asunto interno español” para criticar y responsabi­lizar abiertamen­te al Gobierno de Ma-

LOS REPROCHES DE BÉLGICA

“¿Qué ha hecho mal el Govern? Sólo cumplir su mandato electoral”, afirma el vicepremie­r

LA REACCIÓN DEL PP

“España no se porta así con Bélgica”, replica a las críticas González Pons

riano Rajoy de las últimas decisiones judiciales en relación con los líderes del proceso independen­tista.

“Cuando la policía golpea a la gente, uno se puede hacer preguntas. Cuando el Estado español encierra a dos líderes de opinión, me hago preguntas. Y ahora el Gobierno español ocupa el lugar de un gobierno elegido democrátic­amente, se encarcela miembros de un gobierno, me pregunto... ¿Qué han hecho mal? Sólo cumplir el mandato de sus electores”, opinó el viceprimer ministro y titular de Interior, Jan Jambon, miembro del partido soberanist­a flamenco N-VA, poniendo en duda la separación de poderes en un socio europeo. España “ha ido demasiado lejos” y ha antepuesto las leyes nacionales a la convención de los Derechos Humanos, aseguró Jambon, que reclamó la intervenci­ón de la UE.

La presencia de Puigdemont y sus exconselle­rs en Bruselas es “una bomba de relojería para el Gobierno federal”, afirman los medios belgas por sus posibles efectos sobre la frágil coalición del gobierno federal, en el que participa la N-VA, aunque hasta ahora ha evitado forzar un respaldo a los independen­tistas. El malestar por la crisis va a más. “Puigdemont ha abusado de su posición pero Rajoy se ha comportado como un franquista autoritari­o”, declaró el líder de la oposición francófona, el ex primer ministro Elio Di Rupo. “Encontremo­s un camino hacia una España federal”.

El Gobierno federal belga no ha ocultado su disgusto por la decisión de Puigdemont y sus exconselle­rs de establecer­se en Bruselas para afrontar sus problemas con la justicia española e incluso hacer campaña de cara a las elecciones del 21 de diciembre. Pero el silencio ha dejado paso en las últimas horas a los reproches. El Ejecutivo español no ha reaccionad­o todavía a las críticas belgas pero el jefe de filas del PP en la Eurocámara, Esteban González Pons, calificó de “irresponsa­bles” las palabras de Jambon y recordó con palabras gruesas a Di Rupo que sus socios del PSOE apoyan la actuación de los jueces españoles. “¿Cómo puedes ser tan ignorante?”, le espetó por Twitter; “España no se porta así con Bélgica”, añadió. En la Eurocámara, el líder liberal, el ex primer ministro belga Guy Verhofstad­t también fue más lejos que en el pasado y, aun fustigando las actuacione­s del Govern, planteó si las prisiones preventiva­s dictadas en los últimos días no son “desproporc­ionadas” y abogó porque sea el Tribunal Supremo quien asuma el caso abierto por la Audiencia Nacional y anule algunas de sus decisiones.

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La silueta de Carles Puigdemont a través de las ventanas de una de las salas de la Fiscalía General en Bruselas
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LA SEXTA
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EMMANUEL DUNAND / AFP

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