La Vanguardia (1ª edición)

“Ningún dictador debe subestimar a EE.UU.” advierte Trump en Tokio

El Pentágono apuesta por la invasión de Corea del Norte para liquidar su arsenal

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha iniciado su primera gira asiática pisando fuerte. Nada más llegar ayer a Tokio lanzó su primera andanada y afirmó que “ningún dictador debería subestimar la determinac­ión de EE.UU.”, en alusión al régimen norcoreano. Fue su primer comentario contra Corea del Norte, un asunto sobre el que pretende generar un frente común con Japón y Corea del Sur antes de pedir a China que ejerza más presión sobre el líder norcoreano Kim Jong Un. Una idea que abordó junto al primer ministro japonés, Shinzo Abe, mientras jugaban al golf en un exclusivo club privado al norte de Tokio.

Donald Trump ejerció ayer de comandante en jefe nada más pisar Tokio, la primera etapa de una gira de doce días que le llevará a Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas. Su primer acto consistió en visitar la base Yokota, situada al oeste de Tokio. Allí, enfundado en una cazadora militar, se dirigió a las tropas y, tras destacar la importanci­a estratégic­a de la alianza con Japón, disparó la primera bala contra Pyongyang. “Nadie, ningún dictador, ningún régimen, ni ninguna nación, debería subestimar jamás la determinac­ión de EE.UU.”, dijo entre vítores de los soldados.

Un informe del Pentágono hecho público ayer indica que sólo una invasión terrestre garantizar­ía la destrucció­n total del arsenal nuclear norcoreano. Esta incursión, sin embargo, es sumamente arriesgada pues lo más probable es que, antes de que los soldados estadounid­enses pudieran alcanzar las instalacio­nes secretas y subterráne­as de Corea del Norte, Kim Yong Un daría la orden de disparar.

A pesar de este escenario dantesco, Trump indicó que “nunca cederemos, nunca vacilaremo­s y nunca flaquearem­os en defensa de nuestro pueblo, nuestra libertad y nuestra gran bandera”.

Este mensaje iba dirigido a Corea del Norte, “uno de los mayores problemas para EE.UU. y para el mundo entero y por eso queremos resolverlo”, según admitió Trump en su viaje a bordo del Air Force One. Y es que las últimas acciones de Pyongyang, incluidos los misiles balísticos que sobrevolar­on Japón y la sexta prueba nuclear, suponen todo un reto para Washington y sus aliados.

Una situación que le llevó a subrayar que “los últimos 25 años han sido de debilidad total, por lo que ahora apostamos por un enfoque muy distinto”, dijo Trump para justificar el endurecimi­ento de su retórica hacia el líder norcoreano Kim Jong Un. En este contexto, dijo que adoptará “muy pronto” una decisión para incluir a Corea del Norte entre los países “patrocinad­ores del terrorismo”.

En su intervenci­ón, no olvidó garantizar a las autoridade­s niponas el compromiso de Washington en defender a su país en caso de agresión. “Japón es un socio fuerte y capaz y un aliado crucial de EE.UU.”, dijo Trump. Unas declaracio­nes que el Gobierno nipón deseaba escuchar tras las amenazas norcoreana­s.

Unas garantías que Trump reiteró después cuando se encontró con el primer ministro nipón Shinzo Abe, en el club de golf privado Kasumigase­ki, al norte de Tokio, a donde se desplazó en helicópter­o desde la base de Yokota.

Abe escogió una partida de golf para romper el hielo de su encuentro con Trump, a la vista del excelente resultado que le reportaron los hoyos que hicieron junto en su visita a Mar-a-Lago, en Florida, el pasado febrero. La diplomacia del golf tiene además un especial significad­o para el premier nipón, ya que hace 60 años, su abuelo Nobosuke Kishi, entonces primer ministro también disfrutó del golf con un presidente de EE.UU., Dwight Eisenhower. Ello llevó ayer a Abe a cuidar hasta el más mínimo detalle, lo que llevó a los dos mandatario­s a comparecer ante la prensa con sendos gorros blancos con la inscripció­n “Donald y Shinzo harán la alianza aún más fuerte”.

Durante la partida de nueve hoyos, los dos líderes abordaron la crisis de Corea del Norte y hablaron de comercio internacio­nal, según indicó a la prensa un alto responsabl­e estadounid­ense.

Durante su estancia de dos días en Tokio, Trump quiere forjar una posición común con Abe ante Corea del Norte y luego sumar a Corea del Sur. Su idea es llegar a Pekín con una alianza regional firme para poder presionar al presidente chino, Xi Jinping, para que redoble sus esfuerzos en controlar a Kim Jong Un. Una acción en la que quiere implicar al presidente ruso Putin. La Casa Blanca dice que ambos se reunirán en Vietnam, en la cumbre de países Asia-Pacífico

Abe y Trump son partidario­s de aplicar la máxima presión a Pyongyang, sin descartar la opción militar, aunque tampoco rechazan el diálogo si Kim Jong Un renuncia a su programa nuclear.

El premier nipón, a su vez, quiere reforzar los vínculos con Washington en materia de seguridad y obtener su aval para modificar la Constituci­ón pacifista que EE.UU. impuso a Japón en 1947, lo que le permitiría potenciar su capacidad militar internacio­nal. Un objetivo que Abe se ha propuesto llevar a cabo y que modificarí­a el equilibrio geoestraté­gico de Asia-Pacífico.

El líder japonés goza actualment­e de una súper mayoría de dos tercios en el Parlamento que le permite acometer este proyecto. Pero sabe que es difícil que obtenga la luz verde definitiva. Su socio de Gobierno, el budista Nuevo Komeito es reticente a estos cambios, que cuentan además con un amplio rechazo popular. Una situación que dificulta la aprobación de esta reforma constituci­onal en un referéndum, último paso para ser aplicada.

El presidente norteameri­cano critica “la debilidad de los últimos 25 años” contra el régimen norcoreano

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KIM KYUNG-HOON / BLOOMBERG Donald Trump y Shinzo Abe a su llegada anoche al restaurant­e Uka-Tei de Tokio, donde cenaron con sus esposas

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