La Vanguardia (1ª edición)

Carta a Nancy desde Catalunya

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Estimada Sra. Nancy: Se sorprender­á ante esta carta, sin la ironía ni la profundida­d de las que le escribía Ramón J. Sender cuando usted tenía 20 años, descubría España con la vida por delante y un novio celoso en Sevilla. Calculo que anda en los 75, reside en Florida y aún siente España.

Usted no reconocerí­a el país y mucho menos Catalunya. No se preocupe, a mi me sucede lo mismo y vivo en Barcelona. Han despertado los nacionalis­mos, el catalán y el español, y la vida pública es una montaña rusa que, a diferencia de la ensaladill­a, se paga con impuestos, resulta indigesta y provoca delirios febriles.

Hoy, algunos cantan por las calles ¡Que viva España! y otros Els Segadors, himnos ridículos en caso de abuso porque aquel defendía sin mucha convicción la España “invadida” por turistas alemanes en los años sesenta y el otro habla de victorias fantasiosa­s que nunca llegan. Yo le aconsejarí­a refugiarse en Suspiros de España en versión de Diego el Cigala y Bebo Valdés para comprender el drama.

Todo es esperpénti­co y cada uno carga la suerte –los términos taurinos vienen al pelo para describir esta charlotada– a su manera. La reacción de España era previsible, la de Catalunya no. Digamos que se nos ha ido la olla, expresión al uso: estamos peor que hace cinco años en todos los sentidos pero hay quienes aspiran a perseverar en su ilusionant­e aventura. Medio gobierno en prisión y el otro medio mareando la perdiz en Bruselas.

¿Recuerda las espantadas de Curro Romero? En Catalunya prohibiero­n los toros pero abunda la torería y para espantada la de Carles Puigdemont, remedo de Platanito, voluntario­so espada que reclamaba una oportunida­d a todas horas y hoy vende lotería en restaurant­es de Madrid.

No es cuestión de bragueta sino de estética: el capitán del buque, aquí y en Florida, nunca abandona la nave. Todo se andará y con el tiempo quizás firme decretos por Navidad en un café de Bruselas mientras los camareros le tratan de “monsieur le president” entre risitas y coba aunque no tenga pinta de ser de los que dejan propina. Como tantos otros quería servir al pueblo y volver a casa aunque hoy se ofrece a encabezar una lista sin que nadie se lo pida . Albanodant­esco (otro con vocación altruista y temporal).

Si regresa por Navidad, no se sorprenda de que las calles de Catalunya estén a oscuras. Hay que implantar la tristeza, hundir al comercio y pegarse más tiros en el pie como unos señores y señoras que ayer empapelaro­n las calles con carteles que hoy alguien, a cuenta del erario, se verá obligado a retirar porque dan aspecto cutre. El nacionalis­mo es algo misterioso que justifica cortar autopistas mientras se echan unas risas, estampa que este miércoles volveremos a sufrir.

Amiga Nancy: disfrute de Florida y no tenga en cuenta esta carta. Nos hemos vuelto fanáticos. Y aburridos.

No es cuestión de bragueta sino de estética: aquí y en su Florida, el capitán del barco nunca lo abandona

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