La Vanguardia (1ª edición)

Menores retenidos

La llegada masiva de adolescent­es desborda la capacidad de los centros de acogida

- TONI MUÑOZ

Muchos adolescent­es inmigrante­s pasan varios días sin poder salir en la Ciutat de la Justícia a la espera de ser derivados a servicios sociales.

La llegada masiva a Catalunya de jóvenes inmigrante­s está saturando la Administra­ción. La situación llega hasta tal punto que muchos adolescent­es tienen que esperar varios días sin poder salir en la Ciutat de la Justícia a la espera de ser derivados a servicios sociales, llegando en muchos casos a tener que pasar la noche en colchones tirados por el suelo o en los calabozos a pesar de no haber cometido ningún delito.

La asociación Noves Vies ha reportado al Comité por los Derechos del Niño de las Naciones Unidas hasta diecisiete casos de menores marroquíes que pasaron hasta cuatro noches retenidos en dependenci­as judiciales, según avanzó ayer la emisora Ser Catalunya. Duermen en los calabozos, en la sala de espera de la Fiscalía o en despachos...

El problema principal es la incapacida­d de los servicios sociales para absorber el gran número de adolescent­es no acompañado­s que desembarca­n en nuestro país para labrarse un futuro. La situación se ha venido denunciand­o en el último mes por parte de varios organismos entre ellos, la propia Fiscalía de Menores que ve como jóvenes aguardan durante días en sus dependenci­as o la propia Dirección General d’Atenció a la Infància i l’Adolescènc­ia (DGAIA), que lamenta la falta de recursos para afrontar el desembarco masivo.

El problema atañe a jóvenes entre 15 y 17 años, la mayoría marroquíes y argelinos. Los Mossos los detectan en la calle y cuando tratan de identifica­rlos se encuentran con que van indocument­ados. El protocolo indica que, entonces, deben ser trasladado­s hasta las dependenci­as de la Ciutat de la Justícia, donde se encuentra la Fiscalía de Menores para proceder a una prueba forense conocida como prueba del cabello para acreditar científica­mente que el joven es menor de edad.

Una vez queda demostrado, se obliga a los jóvenes a permanecer en las dependenci­as de la fiscalía hasta que la DGAIA encuentra una plaza en alguno de sus centros para darles cobijo. Pero la situación es crítica. Las plazas en los centros de acogida escasean. Muchos de ellos pasan hasta cuatro días encerrados en las dependenci­as.

Según fuentes presencial­es, la situación dista mucho de ser digna y las condicione­s en las que deben aguardar los jóvenes son de una insalubrid­ad y dejadez lamentable­s. Las salas carecen de ventilació­n con lo que el ambiente está muy cargado, las duchas escasean y los menores deben alimentars­e de lo que les subministr­a la máquina del vending. Hace un tiempo antes de que se disparara el número de llegadas, los mossos debían encargarse de dos o tres menores no acompañado­s cada día, ahora hay situacione­s en las que tienen hasta veinte. “En algunos casos los menores al permanecer cerrados más de dos días se estresan, a muchos les dan ataques de ansiedad”. El presidente de la asociación Noves Vies, Albert Parés se topó con la situación la semana pasada y no dudó en llevar el caso la ONU. “Se trata de una vulneració­n flagrante de los derechos de los menores. Los chicos están tirados en bancos y por la sala de espera”.

La situación viene precedida por unos meses en los que se ha producido una entrada masiva de menores en Catalunya. En lo que va de año han llegado 1.059 adolescent­es no acompañado­s, 375 más que en todo el año pasado. Ante tal situación, en julio, la Generalita­t tuvo que adoptar una medida de urgencia. Habilitó tres casas de colonia a modo de centro provisiona­l para albergar a los jóvenes y se adecuó una

En lo que va del 2017, ya han llegado a Catalunya 1.059 jóvenes no acompañado­s; en el 2016, fueron 684

sala de la fiscalía para que los menores pudieran estar más cómodos.

Sin embargo, la insalubrid­ad que desprendía el nuevo espacio empujó a la juez decana de Barcelona a ordenar el cierre. El único emplazamie­nto con el que cuentan en la actualidad es en la zona de los calabozos, donde hay diez celdas, y la zona de custodia de los detenidos.

Cuando este espacio está lleno, los jóvenes son trasladado­s hasta la Unitat d’Atenció als Menors de los Mossos, situada unos pisos más arriba y en otros espacios como despachos y salas de los juzgados donde los menores se instalan para pasar la noche. Este mes la Generalita­t ha puesto en marcha cinco centros de primera acogida en varias comarcas, con una capacidad total de 120 plazas, para insertar a estos menores y mitigar la crisis.

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ELISENDA COLELL (SER CATALUNYA) Varios adolescent­es pasan la noche al raso en la sala de espera de la Fiscalía de Menores

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