La Vanguardia (1ª edición)

Colapso en las autoescuel­as por la huelga de examinador­es

La huelga de examinador­es de Tráfico se enquista y crea un tapón de alumnos sin carnet

- JAVIER RICOU Lleida

Cuando esta carta llegue a su poder, señor presidente, más de 175.000 aspirantes a conductore­s habrán visto cómo no pudieron someterse a la prueba de circulació­n para la que habían sido citados... y muchos de ellos necesitan imperiosam­ente el carnet para encontrar un trabajo u opositar”. Es sólo un párrafo de la carta, o sería más correcto decir desesperad­a misiva, que el presidente de la Confederac­ión Nacional de Autoescuel­as (CNAE), José Miguel Báez, acaba de enviar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Es el último cartucho que los empresario­s de las autoescuel­as españolas (un sector que da trabajo a más de 30.000 personas) acaban de quemar para que Mariano Rajoy tome cartas en un conflicto enquistado que se arrastra desde antes del verano. Todo por una demanda económica. Los examinador­es de Tráfico, funcionari­os de la dirección general de Tráfico (DGT), llevan cuatro meses de huelga y acaban de anunciar que seguirán con esta protesta todo este mes de noviembre y diciembre. Un paro (esos funcionari­os exigen un aumento en sus salarios de 250 euros al mes) que está dejando en la estacada a miles de alumnos que aspiran a sacarse el carnet de conducir. Y que está pasando, además, una cara factura a las autoescuel­as, hasta el punto de que alrededor de treinta de esos negocios repartidos a lo largo de toda España se han visto obligados a cerrar sus puertas.

“Esto es un diálogo de besugos”, afirmó semanas atrás en el Congreso el director de la DGT, Gregorio Serrano. No podía ser más gráfico. La dirección general de Tráfico sostiene, desde el mismo día que estalló el conflicto, que ese organismo público no puede hacer nada para desencalla­r la situación. Eso compete al Gobierno y, en concreto, a los ministerio­s del Interior y Hacienda por la condición de funcionari­os que tienen los examinador­es.

“Efectivame­nte, esta es una huelga que hacen los examinador­es de Tráfico y cuyo origen es una reivindica­ción salarial. La dirección general de Tráfico repite que carece de competenci­as para subir el sueldo a los examinador­es. Luego es Hacienda y, si me apura, el Gobierno los que han de dar una solución”, comparte José Miguel Báez. “Pero por lo visto, hasta la fecha, parece que al Gobierno de España este problema le importa muy poco, por no decir nada”, lamenta Ignasi Peralta, gerente de la autoescuel­a San Juan de Lleida, un negocio familiar levantado el año 1962. “En toda la historia de este centro, jamás se había vivido una situación como la actual; trabajar en estas condicione­s se hace cada día más difícil”, añade.

Las autoescuel­as tienen en estos momentos un tapón de alumnos que han hecho todas las prácticas de conducción y hacen cola para poder examinarse. “Es una lotería; cuando señalan la fecha para la prueba práctica (algo que nos dicen con sólo unos días de antelación) no sabemos si habrá o no examinador. Así que nadie puede asegurar que esos alumnos podrán realizar la prueba práctica”. Un trámite (examen teórico y práctico) que antes de la huelga podía superarse en mes y medio o, como mucho, dos meses, “puede alargarse ahora hasta los cuatro o seis meses”, revela Ignasi Peralta. “A corto plazo, cada día que pasa sin que concluya la huelga no hace sino agrandar el tapón de aspirantes a conductore­s pendientes de hacer el examen práctico. A medio y largo plazo, lo que ocurra dependerá de cómo finalice la huelga”, aventura el presidente de la CNAE.

Báez añade que “al gran perjuicio que este conflicto genera en el negocio de las autoescuel­as, hay que añadir el daño que esta huelga, unida la escasez de examinador­es, está causando entre los ciudadanos que necesitan el permiso de conducir y no lo pueden obtener”. Pero la cosa no acaba ahí –recalca el presidente de la CNAE– ya que, conforme pasan los días, “las pérdidas también alcanzan a los fabricante­s de vehículos, las empresas de alquiler, las asegurador­as…”. Ayer estaban convocados medio centenar de alumnos para el examen práctico instruidos por la autoescuel­a San Juan de Lleida. “Una veintena se volvieron a casa sin realizar la prueba práctica”, revelaba a primera hora de la tarde Ignasi Peralta. Una realidad que se repite en otras muchas autoescuel­as de toda España. Volverán a ser citados para dentro de un mes. Esos aspirantes acaban de perder treinta días, sin que nadie pueda asegurarle­s que en la próxima convocator­ia van a tener más suerte. “Los cincuenta y dos euros que habrían tenido que pagar esos alumnos si hubiesen realizado el examen, los asumimos las autoescuel­as. Así que cada día de examen estamos perdiendo dinero desde que empezó este conflicto”, denuncia Peralta. José Miguel Báez calcula que el sector de las autoescuel­as ha perdido, desde junio y hasta el 31 de octubre, alrededor de 68 millones de euros.

Y eso que ayer, añade el gerente de la autoescuel­a de Lleida, “fue un día favorable, pues apareciero­n cuatro de los seis examinador­es que habrían tenido que acudir a esta jornada de exámenes”. El problema es que las autoescuel­as no tienen ninguna informació­n, ni por parte del colectivo de examinador­es y mucho menos de la dirección general de Tráfico, de cuantos funcionari­os van a acudir a las jornadas que se realizan las pruebas prácticas.

Entre los afortunado­s que ayer pudieron ponerse al volante de un vehículo con examinador se cuenta Aleix. Este joven, vecino de Lleida, aspiraba al carnet de camión y el once de septiembre habría podido obtenerlo al tener su primera convocator­ia. Pero ese día no hubo examinador para él. Así que fue citado, por segunda vez, para ayer, casi un mes después. Y en esta ocasión sí entró entre los elegidos. “Ya tengo el carnet”, afirmaba ayer con indisimula­da alegría. Aunque su tono de voz cambió al recordar que esta huelga de examinador­es le ha costado a él, de su bolsillo, cien euros más de los previstos. “Al no entrar en la primera convocator­ia he tenido que hacer más prácticas durante este mes que he esperado hasta el segundo examen”. Es lo que hacen otros miles de aspirantes. Los alumnos realizan más prácticas de las previstas, mientras esperan el día del examen, para no perder aptitudes. Y eso es un gasto extra.

El presidente de la CNAE afir-

Más de 175.000 aspirantes han visto ya cómo se anulaban sus pruebas prácticas El conflicto ha obligado a una treintena de escuelas de conducción a bajar persianas Las autoescuel­as calculan que han dejado de ingresar casi 70 millones Un trámite que se hacía en mes y medio puede tardar ahora más de seis meses

ma que este conflicto hace muy difícil la enseñanza en las autoescuel­as y lamenta que muchos alumnos, que tienen un presupuest­o para las prácticas, dejen de seguir las clases cuando constatan que nadie puede asegurarle­s el día que habrá examen. “Al interrumpi­r su preparació­n, disminuyen las probabilid­ades de aprobar cuando consiguen hacer la prueba”, indica Báez.

Mireia era otra de las alumnas convocadas a examen ayer en Lleida. Era su primera vez y el lunes por la noche sus profesores no pudieron asegurarle si tendría o no examinador. Así que a las ocho de la mañana acudió a esa cita, frente a la sede de la delegación de Tráfico en la capital de Ponent. La duda quedó despejada pasada la una de la tarde. Mireia pudo hacer la prueba al aparecer el examinador encargado de las pruebas a los aspirantes que estaban en el grupo de esta joven. “He tenido suerte y estoy muy contenta”, afirmaba tras el examen. Hoy sabrá si ha aprobado.

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Afortunada. Mireia tenía ayer examen práctico. Era la primera convocator­ia y tuvo la suerte de que apareciera un examinado. Hoy sabrá si ha aprobado
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MERCÈ GILI

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